Rubén Fernández es criador de la raza de oveja suffolk, de origen inglés, y ayer participó con cuatro de ellas en el IV Concurso exposición regional de ganado ovino, que se celebró en el mercado de Siero, en la Pola. La otra raza que compitió fue la carranzana.
Fernández tuvo suerte porque al poco de empezar las clasificaciones ya había logrado un premio y esperaba alguno más a lo largo del certamen.
Si algo llama especialmente la atención de las ovejas que cría Rubén Fernández es el intenso color del cuerpo, entre naranja y amarillo, en fuerte contraste con las patas, cabezas y orejas negras como el carbón. Pero este criador confiesa que el color de la lana, en realidad, tiene truco: está teñida. Es uno de los preparativos de belleza para que las ovejas luzcan más espléndidas a la hora de competir, pues sólo las acicalan de esta manera en los concursos y lo hacen con tinte en polvo que importan de Inglaterra porque aquí no lo encuentran.
"Los rebaños son de color natural", apuntó Fernández. Es decir, mantienen su tono blanco original. Apunta que es una raza ovina que "está en auge". La sede de la asociación nacional que aglutina a los criadores de esta raza está en Asturias, concretamente en Gijón. Hay alrededor de unos treinta ganaderos en la región que se dedican a este tipo de oveja, que es de aptitud cárnica. "Siempre me gustaron las ovejas y esta raza, me encanta". Así explica este criador cómo se decidió por esta variedad de ovino.
La otra raza que ayer competía en el concurso de Pola de Siero fue la carranzana, habitual en la cornisa cantábrica y más propiamente en el valle de Carranza, en Navarra, del que toma su nombre. Con su leche es con la que se elabora el queso idiazabal.
En total, concursaron 160 cabezas de ganado de 25 ganaderías diferentes. Además de la competición, hubo ovejas de las razas texel y carranzana negra que formaron parte de la exposición ovina de esta jornada dedicada, en Siero, a la oveja.
