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Así es mi oficio

Directora con vocación de cantante

"Soy feliz cantando; las circunstancias me llevaron a dirigir", asegura Maite Martínez Émbil, responsable del coro sierense "Ángel Émbil"

Maite Martínez Émbil dirige al coro en el auditorio. MANUEL NOVAL MORO

Maite Martínez Émbil es cantante por vocación y directora por compromiso. La directora del coro de la Sociedad Siero Musical, que lleva el nombre de su abuelo, "Ángel Émbil", vivió la música desde niña. "En mi casa siempre se cantó". Antes de recalar en la Pola, a los 14 años, Maite Martínez había vivido en Andalucía y en Galicia, y los veranos los pasaba en la Pola.

Sus primeros recuerdos relacionados con la musica coral son acudir con su padre, Antonio Martínez, a los ensayos, y cantar todas las canciones aprendidas en los coros cuando viajaba en el coche con su familia.

Antes de entrar en ningún coro, en esos viajes en coche ella ya cantaba lo que se conoce como la melodía del director, la línea melódica principal de las canciones, que muchas veces va pasando de unas voces a otras.

Con estos antecedentes e influencias, "tienes que ir al coro por narices, pero no como algo impuesto sino porque lo mamas y te gusta".

Pero la directora confiesa que, aunque le guste, lo suyo no es la dirección. "Realmente lo que me gusta es cantar. Soy feliz cantando, las circunstancias fueron las que me llevaron a dirigir; llevas dentro el coro", asegura.

Una vez en la Pola, cantó un año en el coro infantil que dirigía su abuelo y, después, pasó al de adultos, porque en aquel entonces no había coro juvenil. Y al morir su abuelo, con José Ángel Émbil y José Esteban García Miranda encargados del coro de adultos, ella empezó a dirigir el infantil. Estas son las circunstancias de las que habla. La necesitaban para poder sacar ese coro adelante, y dio el paso.

Empezó de la nada, a los pocos meses de morir su abuelo, sin experiencia y sin siquiera haber recibido un curso de dirección. Solo tenía nociones de solfeo cuando empezó. Émbil y García Miranda la ayudaron en su tarea,y también estaba con ella en la dirección Joaquín Rodríguez Osorio, pero, aún así, sostiene que "empezar fue complicado".

Y no tardaron en darse nuevas circunstancias. José Esteban García Miranda y José Ángel Émbil se fueron a dirigir los coros de la hoy Fundación Princesa de Asturias, donde siguen todavía, y ella se empezó a hacer cargo del de adultos. No estaba sola en este trabajo porque por el coro pasó mucha gente, pero nadie puede dudar de que, ya entonces, se convirtió en una parte importantísima de "Siero Musical".

En cualquier caso, insiste en que lo suyo es estar al otro lado. "Me gusta ceder la batuta, es lo que verdaderamente me gusta, ver cómo trabaja otra gente". Y cantar, por supuesto.

Si está en la dirección es por ese compromiso con lo que siempre ha formado parte de su vida. "Lo vives desde pequeña y lo ves como algo muy tuyo; esa sensación no la tengo yo sola, hay otra gente que empezó de pequeña y que sigue teniendo esa cosa", afirma. Es consciente de que su labor, que lleva a cabo por amor al arte, "tiene sus sinsabores y quebraderos de cabeza, hay que lidiar con gente, tratar de que no haya líos, mantener la paz, templar gaitas, no decir siempre lo que piensas", esta es la parte difícil, pero está la otra, la musical, que le resulta "muy gratificante".

No es raro verla emocionarse en los conciertos cuando las cosas salen bien. Ocurrió en el de antiguos componentes de "Siero Musical" celebrado recientemente con motivo del vigésimo quinto aniversario del Memorial Ángel Émbil. Por más que fuera ella una de las principales impulsoras de todo aquello, se olvidó de sí misma y dio las gracias a diestro y siniestro. Es su estilo. Cero divismo. Cien por cien entrega.

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