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En busca del sabor del pasado

"El 95% de la escanda que venden por ahí es falsa", previene el productor Rubén Domínguez sobre el escaso cereal

Rubén Domínguez entrega la escanda a Gloria Suárez. A. F. V.

"¿Pero seguro que es harina de escanda?", preguntaba una y otra vez Gloria Suárez, con cierta desconfianza. "Sí, es cultivada en la zona de Grado y de la poca escanda de verdad que va a encontrar, porque el 95 por ciento de la que ofrecen por ahí no lo es", defendía, puro aplomo, Rubén Domínguez. "Pues dame un paquete", concedió ella.

"Es que no tiene nada que ver. Esta harina es como la que teníamos antes en casa", explica Gloria Suárez, vecina de Llanera que durante toda su vida se dedicó al campo -"Nací con madreñas, mira lo que te digo"-. En su casa aún conserva un molino eléctrico, aunque ya en desuso. "Antes se usaba, aunque fuera solo para casa, pero ahora ya no", asegura la llanerense, que aún recuerda el sabor de esos productos caseros. "Era muy diferente a lo que hay ahora por ahí", insiste.

"La gente mayor es la que más aprecia el producto, porque les recuerda a lo que comían en su infancia. Les lleva a esos recuerdos.", asegura Rubén Domínguez, carpintero de Peñamellera Alta enamorado de los molinos -su tatarabuelo ya ejercía el oficio de molinero- que lucha por recuperar las variedades autóctonas de cereales. Entre ellas, por supuesto, la escanda.

"Es el cereal más antiguo de la Península Ibérica. Desde la Asociación Asturiana de Productores de Escanda (ASAPES) trabajamos para ponerla en valor y tratar de conseguir el sello de denominación de origen, porque actualmente, el 95 por ciento de la que se vende como tal no lo es", asegura Domínguez sobre esta variedad de trigo de la que en el Principado se producen 15.000 kilogramos al año.

De entre las numerosas bondades de este producto, Domínguez destaca que "es una harina muy elástica, con más fibra que el trigo y con un gluten muy pobre". "Hasta la gente con intolerancia al gluten puede comer escanda sin problema", relata sobre la escanda que, asegura, "en el siglo XVIII era el cereal más apreciado".

Al final Gloria Suárez se llevó un paquete de escanda y dos de maíz amarillo. "Con esto hago una torta de boroña buenísima, como las de antes", aseguró. Al lado, su marido, asintió: "Como antes".

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