De momento no se extrae azabache de ellas, pero no tienen por qué dejar de generar riqueza. Así al menos lo ve Javier Tuero, empresario de una empresa de turismo activo que organiza rutas para conocer una de las bocaminas de la localidad, la situada en la desembocadura del río de La Rimera. Existe un antiguo registro en el que constan 58 bocaminas en Oles, unas con más azabache que otras, y Tuero suele realizar "al menos una ruta al día en temporada de verano. Cada día se interesan más por ella", asegura el empresario. Más de cien personas acudieron el domingo a una jornada de puertas abiertas.

Por la localidad discurría una serie de regueros que desembocaban en el mar interior jurásico donde se formaron las acumulaciones discontinuas de troncos que dieron lugar al azabache. A pesar de la abundancia de este apreciado mineral, la falta de materia prima es una antigua queja de los azabacheros, que llevan años reclamando su extracción.

Por la mañana hubo tiempo y espacio en Oles para el deporte de la bicicleta, el fútbol y otras actividades para niños y adultos. Por la tarde tuvo lugar el paseo para descubrir un entorno de "magia" y naturaleza, para acercarse al mineral del azabache a través de la ruta (en la que participaron 55 personas) y también del artesano que talló el mineral en directo.