Apreciada por su fuerte sabor, acidez y alta graduación, la sidra de Carreño fue históricamente una de las más populares y cotizadas en Asturias durante la primera mitad del siglo XX. Hoy, transformación industrial y éxodo rural de por medio, sólo quedan vestigios de una pujante industria que llevó a tener repercusión a nivel regional y estatal.
Para tratar de recuperar esa memoria de la conocida como "sidra roja de Carreño" por su peculiar color, la Asociación Cultural Sidra Casera del municipio organiza mañana una degustación popular del jugo de manzana fermentado en el polideportivo de Perlora, que estará acompañada de una exposición de elementos funcionales de los llagares locales.
De esta manera, los visitantes que mañana acudan al polideportivo perlorín, además de disfrutar de un culín de la sidra carreñense, podrán contemplar cómo era el proceso de elaboración y distribución a través de una decena de antiguos artículos, todos cedidos de manera desinteresada por familias carreñenses, cuyos antepasados elaboraron sidra a mayor o menor escala. Habrá un taller infantil.
"Muchos de los llagares que nos han cedido los objetos ya no están en activo, o sólo producen para consumo familiar", explica Paloma García, historiadora que actualmente trabaja, "por cuenta propia y a medio o largo plazo", en la elaboración de un estudio sobre los vestigios de aquella sidra famosa en Asturias por su color ámbar. Además de estudiar los orígenes del color y el sabor que encumbró a la sidra carreñense, García también trabaja para descubrir cuál o cuáles fueron los motivos que llevaron al desarme del sector. En este sentido, la historiadora intuye que la "culpa" fue de la implantación de grandes fábricas en el concejo y su entorno, que provocó que las generaciones posteriores a los años 50 ligasen su vida al mundo urbano y no al campo.
