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PILAR MORO LÓPEZ | Directora del colegio Lomas Hill, de México, hija de un emigrante sierense

"Tenemos que recuperar el respeto al profesor; creo que es un reto mundial"

"Al ser hija de emigrante te transmiten el amor por Asturias; y aquí a los mexicanos nos hacen sentirnos en casa"

Pilar Moro López, en la Pola. MANUEL NOVAL MORO

Pilar Moro López (México D.F.,1976) es la directora general del colegio Lomas Hill, de la capital mexicana, que tiene 450 alumnos desde primer ciclo de primaria hasta secundaria. Hija de un emigrante sierense, está pasando sus vacaciones en la Pola.

- Cada país tiene sus retos educativos. ¿Cuáles son los de México?

-Aumentar la matrícula en la parte obligatoria. Que realmente todo el mundo cumpla hasta secundaria. Y que haya educación de calidad en todas las regiones.

- ¿Hay mucha diferencia entre la pública y la privada?

-Sí. Creo que los recursos públicos que se destinan para educación deberían garantizar escuelas de calidad. Y tenemos que lograr subir nuestra puntuación en PISA, mejorar cada año.

- ¿Cómo se posiciona en el eterno debate entre las líneas clásicas y las más vanguardistas de la pedagogía?

-Nuestro colegio tiene varias líneas. En primer lugar, se incluye a niños con necesidades educativas especiales. Por otra parte, brindamos a los alumnos un nivel académico bilingüe de alto rendimiento con metodología constructivista. Rompemos con los esquemas tradicionales de educación en un ambiente donde se fomenta el respeto, la independencia, el querer aprender y la investigación.

- ¿Pasa en México como en España que la gente quiere resultados cada vez más pronto?

-Sí. Todo es competencia, ver quién llega antes, y es un error. Por ejemplo, hasta segundo de primaria, a los siete años, no se consolida la lectoescritura; antes no lo puedes pedir porque el cerebro no está desarrollado. Sin embargo, la gente tiende a creer que el mejor colegio es aquel en el que los niños empiezan a leer antes. No es así. Por eso los alemanes no tienen preescolar. Jugar es la forma en que el cerebro se desarrolla: el patinete, la bicicleta, los columpios, el equilibrio, el sistema locomotor, la coordinación fina y gruesa.

- Después está nuestra idea del éxito.

-Sí. Yo siempre pregunto a la gente para qué estudia. Lo que quiero transmitir a los niños es que piensen para qué les sirve. Uno tiene que generar personas productivas, buenas personas para el mundo. Hay que huir del estereotipo que pone el éxito solo en los ingenieros o en los economistas. El meollo de la educación es generar capacidades en cada uno de los alumnos para que logren su propia felicidad, que a lo mejor no es entrar en Harvard. Eso sí, hay que ser productivos. No se vale no hacer nada. Si tu intención es ser misionero, ingeniero o chef, se el mejor.

- Eso suena a competencia.

-No. Me refiero a que seas lo mejor que tú puedas ser. Yo vivo en un lugar y pienso en qué es lo mejor que le puedo dar. La educación tiene un reto gigante pero, por otra parte, la escuela no enseña los valores. Se enseñan en casa. La escuela solo los refuerza.

- ¿Y qué valores hacen falta?

-Creo que uno de los problemas es que lo queremos todo de forma inmediata, y otro es la falta de responsabilidad. Como padres y docentes tenemos responsabilidades. No podemos buscar culpables sino responsables.

- ¿También en México funciona lo de "mi hijo no fue"?

-Sí. Los sobreprotegen. Cuando los niños hacen algo o no se creen que hayan sido ellos o les buscan excusas. Creo que en casa pasamos de un régimen muy autoritario a uno totalmente laxo. Y las escuelas padecemos eso. Tenemos que recuperar el respeto y la autoridad del profesor. Creo que es un reto mundial, no exclusivo de México.

- ¿Qué imagen tenemos los españoles en México?

-La gente sensata tiene un cariño especial con España, por el simple hecho de saber que en cada corazón de un mexicano hay algo de español, por la emigración, las mezclas de sangre, de razas.

- ¿Y usted qué ve en Asturias?

-Al ser hija de emigrante español tus padres te transmiten este amor hacia Asturias. A mi me encanta España, pero yo amo sobre todo mi tierra, Asturias. Al vivir esta oportunidad de venir a esta tierra desde pequeños, el amor por el Principado se magnifica. Y después es un lugar hermoso, tranquilo, tiene naturaleza, gastronomía, la gente. Y lo más importante, que en Asturias a los mexicanos nos hacen sentirnos en casa.

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