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ÁNGEL FERNÁNDEZ-PEÑA | Presidente de la asociación de vecinos Cafamilu y pregonero de las fiestas de Santa María de Lugo de Llanera

"Antes la fiesta era la única distracción de un pueblo, hoy hay mucho donde escoger"

"Escribir el pregón parece una tontería, pero no lo es tanto; tienes que medir mucho las palabras, procurar no ofender a nadie"

Ángel Fernández-Peña. A.F.V.

Aunque nacido en 1956 en Oviedo, en el mismísimo barrio de El Fontán, los años han hecho de Ángel Fernández-Peña un llanerense más. Asegura que "uno no es de donde nace, sino de donde pace", por lo que los 37 años que acaba de cumplir como residente en el concejo no dejan dudas de que el presidente de la asociación de vecinos Cafamilu ya tiene auténtico ADN local. Por su involucración en la comunidad local y su desinteresada colaboración en diferentes movimientos vecinales, especialmente en la asociación de vecinos, de la que es presidente desde hace 14 años, Fernández-Peña inaugura hoy las fiestas de Santa María de Lugo con la lectura del pregón, fijada a las 21.00 horas.

- ¿Cómo recibe un hombre de acción social como usted el nombramiento de pregonero de las fiestas de Lugo?

-Llevo varios años rechazando el ofrecimiento, porque me parece que ser el pregonero no es algo fácil. Pero en esta ocasión, Miguel Ángel González, "Lago" (presidente de la asociación de festejos local) me dijo que era la tercera vez que me lo podía y que no podía decir que no... Así que tuve que aceptar el compromiso; eso sí, con mucho agradecimiento.

- ¿Tan grande es el marrón?

-Es que escribir el pregón parece una tontería, pero no lo es tanto. Tienes que medir las palabras, procurar no ofender a nadie... Además, yo no soy muy buen orador ni me gusta el protagonismo. Por gustar me gustaría hacer como Jerónimo Granda, que como pregón una vez leyó la programación entera de las fiestas. Eso lo hace él porque tiene tablas, pero a los demás nos va a tocar pasarlo un poco mal (ríe).

- Su nombramiento está marcado por su gran actividad social. Ha hecho de todo en Lugo.

-Desde que llegué a Llanera, hace 37 años, me involucré en las actividades sociales del pueblo porque me parece la mejor manera de adentrarse en el día a día. Primero estuve en la organización de las fiestas de Santa María, en la organización de la cabalgata de Reyes, luego en la asociación de vecinos, que presido desde hace 14 años... Me gusta involucrarme porque no me gusta estar parado. Lo que no me gusta es el protagonismo, prefiero pasar desapercibido.

- Imagino que esto ayuda a empaparse de la idiosincrasia local y a sentirse totalmente como uno más.

-Por supuesto. Yo me siento más de Lugo que de Oviedo porque viví el crecimiento de la localidad. Fui testigo de cómo era antes, un pueblín donde nos conocíamos todos, hasta el crecimiento de llegar a la ciudad dormitorio que es ahora, y eso te hacen sentir más arraigo.

- ¿Han cambiado mucho las fiestas en esos años?

-Muchísimo. Antes las fiestas en los pueblos eran, prácticamente, la única distracción que había en todo el año. Ahora todo el mundo tiene más donde escoger. También creo que antes la disfrutábamos más, pero ahora los festejos se han adecuado a los tiempos que corren.

- ¿Qué acto recuperaría?

-Sin duda la marcha cicloturista. Era una vuelta por la parroquia en la que nos disfrazábamos y también disfrazábamos la bicicleta. Lo tengo pasado genial.

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