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La bolera central

La enésima lección de Bernardo

El legendario roscador de Villa de Noreña, de 49 años, confirma su resurgir con un triunfo de prestigio ante Sergio Hevia, de 22, considerado por muchos su sucesor deportivo

Bernardo Menéndez, a la izquierda, y Sergio Hevia, antes de la final del torneo de Infiesto, el pasado domingo. LNE

Nadie sabe cuándo llegará la última gran lección de Bernardo. Hasta la fecha, ésta tuvo lugar el pasado domingo en Infiesto, pero el roscador de 49 años está empeñado en demostrar que tiene cuerda para rato. Después de unas temporadas en las que sin bajarse de la élite tuvo unas actuaciones más discretas que aquellos años en los que llegaba a acumular más de una decena de entorchados, este 2017 va camino de ser triunfal para el dos veces campeón del Mundo, pues en lo que va de curso ya acumula triunfos tanto en Gijón como en Piloña y amenaza con seguir ampliado su increíble palmarés.

La victoria lograda el domingo tiene especial significado. Menéndez se encontró en la final con un Sergio Hevia, de la peña Magdalena, que en los últimos años se ganó a pulso la vitola de gran dominador del circuito con el permiso de otro incombustible como Javier Pruneda. Desde su época de juvenil, Hevia se ha convertido en azote de los grandes dominadores de los castros en las dos últimas décadas, Bernardo y Pruneda. Sin embargo, el de Noreña demostró una vez más que frente a los colosos nadie debe confiarse.

El título cosechado por Bernardo en Piloña tampoco pilló de sorpresa a los aficionados. Su reciente victoria en el Arcu Atlánticu de Gijón, unido al increíble nivel demostrado en la fase previa de la cita celebrada en la plaza del Ayuntamiento piloñés, hacía predecible su camino hacia el triunfo. La actuación del campeón en las primeras tiradas clasificatorias fue antológica. Nada menos que 182 bolos con 20 bolas. No obstante, lo más sorprendente fue que 107 de los tantos los sumó para el pulgar, cuando Menéndez siempre ha estado catalogado como un manista consumado.

Las segundas tiradas confirmaron el dominio de Bernardo, seguido de Guillermo Iglesias (Villa de la Sidra-Titi), Sergio Hevia y Berto Faya (Sotrondio). Esta clasificación determinó los enfrentamientos de semifinales en las que Sergio arrolló a Guillermo por 12 a 2 y Bernardo no encontró rival en Berto Faya, al que superó por 12 a 5 sin llegar a verse inquietado por el que también fuera uno de sus alumnos más aventajados en Noreña. Ambas partidas se caracterizaron por el elevado nivel de los ganadores, que promediaron ambos alrededor de 45 bolos por juego.

Ya en la final, Bernardo se mostró desde el primer momento como en sus mejores tiempos. Sabedor de la dificultad de la partida metió la quinta velocidad y pronto abrió una brecha de cuatro juegos que mantuvo hasta llegar a colocarse con 12 a 8 que parecía ya definitivo. Sin embargo, Hevia mostró ser un referente en cuanto a frialdad sobre el tiro y tras matar tres juegos consecutivos para el pulgar de 35, 45 y 35 bolos y mandar a ganar dos de 48 y 44 para la mano que no borró Bernardo volteó el marcador poniéndose 13 a 12.

Cuando ya parecía que el mejor momento de Bernardo en la partida había pasado, el veterano campeón sacó su mejor repertorio para tumbar a su prestigioso rival. El de Villa de Noreña borró para la mano 38 bolos y mandó a ganar 45 para el pulgar que Sergio no pudo matar, entregando el triunfo al nueve veces campeón de Asturias absoluto. Una gran ovación rompió la tensión de los últimos momentos, pues el público se mostró entusiasmado por la enésima lección de un Bernardo que se resiste a entregar el trono a sus jóvenes sucesores.

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