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El siglo de la abuela de Breceña, una fiesta

Lola Venta celebra 100 años rodeada de su familia y con salud de hierro: "Toda la vida bebí sidra de casa, y la comida lo mismo, sana y natural"

Lola Venta, en el centro, ante la tarta, rodeada de su familia, ayer, en Breceña. VICENTE ALONSO

La jornada de ayer era muy esperada en Breceña. Sobre todo, en casa de la familia de Lola Venta Venta. Y es que la conocida como la abuela de Breceña celebraba su cumpleaños, pero no uno cualquiera, sino que el número 100. Y lo hizo con el mejor regalo, el de estar acompañada de su gran familia, además de recibir numerosas felicitaciones de sus vecinos.

Lola Venta que nació el 19 de agosto de 1917 en Buslad, Breceña, Villaviciosa, y trabajó desde muy joven en la vida del campo. Casada con Servando Valdés (ya fallecido), ambos dedicaron la vida a duras tareas agrícolas en los difíciles tiempos que les tocó vivir, y a sacar adelante a sus hijas Tere, Isabel y Marisol Valdés. Además fue modista hasta los 93 años. "Fue algo que siempre me gustó y que ayudaba a la economía familiar", explicó ayer la centenaria a LA NUEVA ESPAÑA.

A sus 100 años sigue gozando de buena salud. "Sólo tomo una pastilla para dormir", apunta orgullosa. Y explica que no sabe cuál puede ser el secreto para llegar a los cien años. "Siempre madrugué mucho, pero nunca perdoné la siesta, también trabajé mucho, primero en el campo y después en mi 'güerta'. Ésta ya fue una de mis mayores aficiones hasta los 90 años". Y añade: "Toda la vida bebí sidra hecha en casa, y las comidas lo mismo, lo que se cosechaba en casa, sano y natural". Siempre fue una mujer muy fuerte, trabajadora y vital, explicaron sus hijas Tere, Isabel y Marisol Valdés Venta

"Ahora mi tiempo libre se ocupa en leer revistas, sigo leyendo sin gafas, y en ver la tele que me acompaña y entretiene mucho". Ayer hijas, yernos, 4 nietos (ya falta uno), 3 bisnietos y el resto de la familia Venta, 18 en total, se reunieron en una celebración que resultó muy emocionante para todos. Recibió un gran ramo de flores. Y sobre todo recibió muchas muestras de cariño. "Que estéis aquí todos conmigo es el regalo más importante para mí", dijo feliz.

Y una buena muestra de la alegre celebración fue la sorpresa final: una tarta conmemorativa con cien velas (una a una) que tuvo que soplar Lola.

Tras conseguirlo recibió un aplauso unánime, cantándole el "Cumpleaños feliz" y con el deseo de todos de volver a repetir reunión para celebrar los 101 años. La Asociación de Vecinos de Breceña se sumó a las felicitaciones, deseando lo mejor a una de sus vecinas más queridas.

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