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Suspiros por "Furaco" en Proaza

Los turistas echan de menos al oso, al contrario que "Paca" y "Tola", que no notan su ausencia El cercado vacío se destinará a la rehabilitación de plantígrados

Una de las osas.

Hace un mes y medio que se fue y los visitantes ya lo echan de menos. El oso "Furaco" -que vivió en el cercado de la Fundación Oso de Asturias (Proaza) durante nueve años con el objetivo de preñar a las osas "Paca" y "Tola" y que ha vuelto a Cabárceno (Cantabria), donde nació- está siendo el protagonista del verano, precisamente, por su ausencia. "Fue en lo que más nos fijamos, que no estaba y que habían tapado su nombre de los carteles, la verdad que es una pena y se le echa de menos", constata Álex Gutiérrez, de Oviedo.

La pregunta del millón en la ruta -estos días a rebosar de visitantes- es qué ha sido del oso, cuyas dimensiones siempre llamaron la atención. "Estábamos mirando y mirando y nos parecían muy chiquitinas para ser él, no sabíamos que no estaba", comentaron la madrileña Almudena Recuero.

Los turistas que repiten este verano en los valles de Trubia, como la alicantina Elena Muñoz, se quedaron sorprendidos con la falta de "Furaco". "Vine hace cuatro o cinco años y estaba el oso grande, cuando vi a las otras tres pensé que serían crías", comentó.

Las que parece que no echan de menos al macho son "Paca" y "Tola". Llevan su marcha con "normalidad absoluta", destaca Pepín Tuñón, director de la Fundación Oso de Asturias (FOA). Ninguno de los cuidadores ha advertido cambios en su conducta: "Aunque había contacto visual, no convivían con él". Además, Tuñón avanza que están preparando un proyecto para presentar en el Principado de Asturias para convertir el cercado de "Furaco" en una zona de rehabilitación de osos, que estaría oculta al público para que, llegado el caso, si hubiese que atender a un animal se pueda hacer en las condiciones adecuadas.

"Sólo vimos tres", dijo Luciano Rey, de Oviedo, "no hicimos ninguna foto de él y ahora no está", se lamentó el hombre, quien llevó a sus nietas Carmen e Inés Rey a conocer a los plantígrados.

La tercera es "Molinera", la osa que vive en el cercado del monte Fernanchín y que está siendo la auténtica protagonista del verano por su constante interactuación con los paseantes de la vía verde. Aunque hay para todos los gustos: "Hombre, da un poco de penilla verlos en cautiverio", comentó el turista catalán Marc Milán. Para otros, sin embargo, los osos son un reclamo. "Es un atractivo poder ver un oso, pero también las montañas y el paisaje", destacó Armando Uriarte, a lo que su mujer, Gema Casado, apostilló: "Y el fresquito". Los tres hijos de la pareja, Jaime, Nacho y Arturo, están encantados con la experiencia. También la familia sevillana Martínez García se quedó sorprendida con el cercado osero y estuvieron durante un buen rato viendo a "Molinera".

"Da pena verlos en cautividad, pero sabemos que están bien y que es lo mejor para ellos porque no podrían estar en el bosque", zanjó María José García.

Lo cierto es que el verano está siendo un éxito en la zona, desde Santo Adriano a Teverga, pasando por Proaza, el ambiente turístico es innegable y cuenta de ello lo dan los alojamientos, al completo.

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