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La sidra de toda la vida tuvo premio

Los Labrador mayan desde siempre en casa y este año se estrenaron en el concurso maliayés: "El secreto está en tratar el llagar con mucho cuidado"

Alberto Labrador, Alba Labrador, Ana Isabel Menéndez y Fernando Fernández Iglesias, con el premio, el domingo, en Villaviciosa. MANUEL NOVAL MORO

La familia Labrador Menéndez, de Argüeru, lleva toda la vida haciendo sidra casera, pero nunca hasta ahora se le había ocurrido presentarse a ningún concurso. El caso es que gracias a unos amigos se animaron a probar suerte en el concurso de Villaviciosa y fue llegar y besar el santo: la sidra que presentaron a nombre de Alba Labrador se llevó el primer premio del concurso.

La tradición viene de la familia de Ana Isabel Menéndez, la madre de Alba, que asumió (a juzgar por los resultados, con mucha pericia) su marido, Alberto Labrador.

El secreto, según Ana Isabel, está -aparte de la materia prima, manzanas de Argüeru y de Oles, siempre producción autóctona- en los cuidados de Alberto Labrador. El padre de Ana Isabel era muy cuidadoso con el lagar, y su marido ha heredado esa vocación "Alberto está muy atento a la hora de apretar, cortar, limpiar, lo trata todo con mucho cuidado; es lo que hacía mi padre y él lo aprendió bien. Se trata de tratar el llagar con mucho cuidado a la hora de mayar, nada más", asegura Ana Isabel.

Pero no lo hacen en su propio lagar, sino en el de un vecino. "Es muy común a la hora de mayar varios vecinos, primero maya uno y después maya otro".

Y también guardan algunas tradiciones. Mayan en el menguante de noviembre y corchan en el creciente. En la última cosecha, que fue buena, produjeron cerca de cinco pipas, para autoconsumo y, ahora también, a raíz del concurso, para que se sepa lo bien que lo hacen. El premio, la satisfacción: "Fue una alegría muy grande porque aunque sabíamos que la sidra era rica, no nos lo esperábamos".

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