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El pintor del Candás marinero y fabril

Alfredo Menéndez, que será nombrado hijo predilecto de Carreño, trazó valiosas obras que contribuyen a que los más jóvenes no olviden la historia de su villa y aprecien a sus personajes más singulares

Alfredo Menéndez, en Oviedo, donde reside, junto a la estatua "Esperanza caminando", delante del Campoamor. M. G. S.

El mérito de Alfredo Menéndez no es sólo pintar obras extraordinarias, es recrear a través de su arte el pasado marinero y fabril de un pueblo: Candás. En esta villa, "de casitas bajas y puertas abiertas", nació Menéndez un 17 de diciembre de 1933 en la calle Valdés Pumarino. Raimundo Menéndez y Pumacena Menéndez fueron sus padres. En su mirada hay nostalgia por el recuerdo de la villa que iluminó su infancia y su juventud: el Candás de mujeres conserveras, de patrones de pesca, de marineros, de cantares en los chigres... "Aunque era un pueblo humilde, tenía un dinamismo y una personalidad que lo hacía famoso en toda la costa del Cantábrico", contó en más de una ocasión.

Ese pueblo y sus personajes visten hoy de historia las paredes de medio Candás. Las generaciones más jóvenes conocemos a Marta y Teresa -las mujeres de la paxa de cigarrillo en la boca-, a Alfonso Albo, a Juaco "El Cho", a Isabel la Chula, a Mariano el botero y a otros tantos rostros gracias a sus pinturas, de una calidad exquisita. Son una enciclopedia ilustrada de esa antigua y original villa por la que el corazón de Alfredo Menéndez tanto palpita. Se desvivió por su pueblo, aunque ese amor no siempre fue correspondido. El artista también sufrió lo suyo. Sobre todo, a raíz del deterioro de uno de sus murales: la "Salve Marinera", de 1999, ubicada en la plaza del Paseín. Los juegos de pelota estropearon la escena del Encuentro de la Semana Santa candasina, a pesar de que el propio Menéndez restauró la obra hasta en tres ocasiones, asumiendo él los costes. Una replica de azulejos realizada en 2013 por el Ayuntamiento de Carreño puso punto y final a un largo tormento. Pero ese capítulo le alejó de Candás, a la que visita más bien poco. Ahora vive en Oviedo junto a su esposa Avelina Prieto.

Su nombramiento como hijo predilecto de Carreño se lo ganó a pulso hace mucho tiempo, con su pincel y personalidad. Es hombre entrañable, cariñoso y sensible, que dejó su huella y corazón en multitud de lienzos y murales. Destacan sus retratos a "una generación fantástica" -dicho por él mismo-, que hoy están expuestos en la fábrica Ortiz y en el verano de 2013 conformaron la muestra "Memoria de un pueblo" en el puerto local. Destacan también sus obras en la fachada lateral del almacén de la empresa conservera Albo, de la plaza de abastos, de la iglesia de Perlora y, por supuesto, del Carmarín del Cristo. En la iglesia de San Félix luce uno de los murales más especiales para cualquier candasín: el desembarco de la imagen del Cristo, tras su rescate en aguas irlandesas. Tampoco hay que olvidar sus múltiples aportaciones a carteles de fiestas, retratos a alcaldes, grabados para cofradías...

En la vida de Alfredo Menéndez no todo fue pintar. Mostró sus dotes artísticas ya de rapacín, tratando de emular a los dibujantes de la revista "Chicos", pero a los quince años ya tuvo que ponerse a trabajar en la fábrica de conservas Herrero Hermanos. Allí conoció a Pepito "el andaluz", uno de sus personajes retratados a carboncillo. Además de mecánico en la fábrica, era actor cómico; y fue él el que le inició en otro arte, el del teatro. De hecho, Menéndez dirigió durante años al grupo "Candilejas". En 1953 entró en la conservera Portanet para dos años después pasar a dirigir su fábrica de Santoña, en Cantabria. Durante esta etapa, participó en el certamen de coros de bodega, dirigiendo a trece voces femeninas de Portanet. En 1957 se casó con Avelina Prieto y con ella fundó la primera librería que hubo en Candás y que más tarde fue también juguetería. En 1968 comenzó a trabajar en la Caja de Ahorros de la villa y posteriormente fue nombrado director de la sucursal de Oviedo.

Es el momento de que Alfredo Menéndez salga de detrás de sus cuadros y sea él el protagonista.

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