La propuesta del gobierno local de extender la instalación de cámaras de videovigilancia a otros núcleos del concejo, tras el éxito cosechado en Lugones, es recibida de buen agrado por parte de los vecinos, que reconocen este sistema "como un elemento más para mejorar la seguridad de los residentes". Eso sí, advierten de que prefieren que las cámaras controlen sólo los accesos a las localidades: "No queremos que haya vigilancia en la calle a los ciudadanos".
"Si existen razones suficientes para su implantación, y el coste de la instalación de las videocámaras va a compensar por su repercusión positiva en la ciudadanía, estupendo". Vicente montes es director de Cáritas y presidente de la asociación de vecinos "Prau Picón" de Pola de Siero. No se muestra contrario a la videovigilancia, ni considera que ésta pueda suponer una intromisión en la privacidad de los vecinos; eso sí, alude a la responsabilidad del gobierno local para tomar la decisión. "Si dicen que somos uno de los concejos más seguros, hay que ver dónde surge la necesidad de estos dispositivos", pregunta.
Enrique Meoro, presidente de la asociación Amigos del Roble de la capital del concejo también abraza la propuesta del gobierno local. "Todo lo que sea facilitar el control de las infracciones, así como localizar a los delincuentes es una medida positiva", expresa, al tiempo que pide que este tipo de iniciativas no resten recursos humanos a la Policía Local. "Me parece buena idea que pongan las cámaras; eso sí, antes prefiero mil veces tener a más agentes por las calles", destaca.
En La Fresneda no sólo es una medida que guste, sino que los propios vecinos ya demandaron. Y es que la instalación de videocámaras para controlar los accesos de la localidad es un de las peticiones hechas por la asociación de vecinos en sus reuniones con el equipo de gobierno. "Es una medida que a los vecinos, lejos de molestarnos, nos gusta. Aunque vivimos en un lugar bastante tranquilo, los residentes extremamos las medidas de seguridad, sobre todo tras algunos episodios desagradables de robos que vivimos en el pasado", aseguran desde la asociación de vecinos, en alusión a la gran cantidad de dispositivos antirrobo instalados por particulares en sus domicilios y vehículos.
Sobre la "preocupación" que pudiese despertar este sistema, por miedo a que pudiese ser tachado de entrometerse en la intimidad de los residentes, desde la entidad vecinal restan importancia a este tipo de situaciones: "Si son cámaras generales, ubicadas en los accesos de la urbanización, creemos que todo el mundo las considerará positivas. Su valor es, básicamente disuasorio".
En El Berrón las cámaras no sólo son bien acogidas por el aumento de seguridad que imprimiría a la localidad, sino porque también ayudaría a "igualar" en servicios a esta localidad, "históricamente en inferioridad respecto a otras del concejo". "Todo lo que ayude a prevenir delitos y que ayuden a mejorar la calidad de vida de los residentes es positivo. Al menos, desde mi punto de vista", explica Pedro Luis González, alcalde de barrio de La Carrera, parroquia a la que pertenece El Berrón.
Afortunadamente, y según relato de González, en El Berrón "afortunadamente no se están viviendo grandes problemas en cuanto a robo, como sí tocó sufrir en el pasado". "Aunque la delincuencia parece haberse estabilizado, y lo único que sufrimos es delincuencia menor, que es prácticamente inevitable, para El Berrón es positivo que instalen las cámaras", cierra el dirigente vecinal.
La intención del alcalde, Ángel García, de llevar la videovigilancia a otras localidades del concejo viene dada por el éxito que han tenido los nuevos dispositivos en Lugones. Desde su puesta en marcha, en diciembre de 2016, la cifra de asaltos a establecimientos en Siero ha descendido un 31 por ciento.
