Unos 700 bollos con chorizo y otras tantas botellas de vino (blanco y tinto) se repartieron ayer en el día grande de las fiestas de Celles (Siero). Los romeros despidieron los festejos con una gran merienda-cena en la que no faltaron las mejores viandas. En la mesa de Mari Barrio, Meni Márquez, Flori Moreno, Manolo Álvarez y Susana Prado había casi de todo: empanada, tortilla, sandwiches, embutido, chosco, bollos preñados, carne empanada y hasta huevos de cordoniz. De postre, tarta y frixuelos. Lo que no comieron en la cena, les sirvió para reponer fuerzas según fue pasando la juerga nocturna. Antes de empezarla ya lo tenían claro: "Fiesta hasta que se acabe". Manolo Álvarez cogió dos días de descanso para disfrutar de la folixia y también reponerse.

Flori Moreno nació en Celles, en La Peñasca, aunque vive en la Pola. No se pierde la fiesta del pueblo ningún año. Meni Márquez y Manolo Álvarez tienen casa en la localidad y también acuden siempre que pueden. "Nos juntamos todos los de la zona", destaca Susana Prado, mientras que Manolo Álvarez apostilla: "Nos conocemos todos". Por lo que esta reunión familiar y con amigos es especial y prestosa.

Este grupo se apresuró para guardar sitio en las mesas de la carpa. Unos metros más allá, Luis Casielles entregaba el bollo y vino a Alejandro Blanco, Eva y Rubén Lougedo y Manuel Tamargo. Contaba con buena ayuda: la de David Suárez, Roberto Argüelles y Alberto Rodríguez, que iban preparando las bolsas. El presidente de la Sociedad de Festejos de San Juan Bautista de Celles, José María Suárez, destacó que están "contentos con la asistencia" de público a los festejos.

José María Gutiérrez es de Celles y también acudió a cenar en familia y con amigos. A su lado, su hija de cinco años, Carlota Gutiérrez, que estaba encantada con los hinchables y el baile. "Es el mejor día por venir merendar y encontrarte con gente del pueblo y los vecinos porque por trabajo nos vemos poco. Nos vemos una vez al año", apuntó su padre. Reconoce que Celles se ha convertido en una zona residencial y "se perdió la vida de antes del pueblo", en los que había más convivencia vecinal. Así que aprovechan "una vez al año" para juntarse. Allí estaba su suegro, Javier Menéndez, también encantado con la fiesta, que compartió, además, con Jorge Blanco. "En las romerías de pueblo, el día del bollu siempre es especial", apuntó.