"La única tarea importante en la vida es amar y aprender a querer". El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, ofició ayer la misa del Santísimo Cristo de Candás con la pasión como eje de su discurso en el día grande de las fiestas. El prelado, de raíces asturianas, confesó, en una iglesia de San Félix abarrotada de fieles, que el patrón de los marineros representa "el amor infinito, el abrazo inmenso". Los candasinos le devolvieron ese cariño a pie de calle, arropando a una imagen, que "es leyenda", en su única salida anual por el pueblo. "Es una devoción de siglos", afirmaron Cuca Rodríguez, Teresina Muñiz y Elia Vega, minutos antes de comenzar la procesión.

El Cristo salió puntual, a las once y media de la mañana, de la iglesia parroquial, acompañado de la Virgen del Rosario y de una marea de fieles. El patrón de todas las cofradías de pescadores de Asturias guió a los candasinos por las calles de un pueblo, que, según cuenta la historia, lo rescató en el siglo XVI de aguas irlandesas. Pero la imagen original ardió durante la Guerra Civil, como se encargó de recordar la candasina Margot Rodríguez: "Fue mi abuelo, Gabriel Gutiérrez, patrón del barco 'María Antigua', quien trajo el Cristo actual de Galicia".

Después de un amanecer lluvioso, el sol reinó en todo el recorrido por la villa, que duró aproximadamente una hora y en el que sonaron las notas musicales de la Banda de Música de Candás y la Banda Gaites. Mujeres descalzas, lágrimas en los ojos, silencio, respeto... La procesión del Cristo es un símbolo de unión más allá de creencias religiosas. El Cristo es Candás, es historia y es tradición. "Dios nos abraza y nos ama a todos, sea cual sea vuestra historia, ideas, pecados... Dios quiere y nunca va a dejar de querer", reiteró el arzobispo de Granada durante la homilía.

Francisco Javier Martínez participó también en la procesión, junto a una decena de curas, entre ellos el de Candás, José Manuel García, de quien partió, precisamente, la invitación del obispo madrileño. "La mayor medicina para nuestro país sería amar más. Buscar siempre la unión en vez de la división", insistió Martínez.

La misa estuvo cantada por el "Coro de la Bodega" y dirigida por el candasín Salvador Cuervo. Treinta voces desbordaron sentimiento en el día más especial del año para cualquier candasín.