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Cuestión de "güevos" en Candás

El "plato de la abuela" se consolida después de trece años seguidos como tradición para cenar y cerrar las fiestas del Cristo

Cuestión de "güevos" en Candás

¿Está naciendo una nueva tradición en Candás? Es difícil definir el paso del hábito a la costumbre y, de ahí, a la tradición. Las tradiciones se siguen y se respetan y, frecuentemente, sus orígenes no se conocen o, directamente, se pierden en la noche de los tiempos y la nebulosa de las suposiciones. En el caso que nos ocupa, estamos a tiempo de documentar algo muy simple pero que lleva camino de ser una parte más de las fiestas candasinas de El Cristo.

El 13 de septiembre es la fiesta mayor de la localidad, el Cristo. Y el primer domingo tras esta fiesta, llega la romería de Los Remedios, en Guimarán, patrona de Carreño (hoy mismo). Una fiesta que cierra el ciclo veraniego y, en muchos casos, abre el periodo de descanso para los hosteleros del concejo, tras un verano, si las cosas van bien, de mucho trabajo.

Tres matrimonios candasinos acudieron hace 13 años a la romería de la Virgen de los Remedios y retornaron de noche a casa con más hambre que ánimo para meterse en la cocina. En esa tesitura, decidieron acudir a la sidrería Santarúa en busca de la cena. Todo normal. Sólo un problema. La sidrería apuraba sus últimas horas antes de cerrar para iniciar su merecido descanso. Con poco producto en las neveras.

Calamares. No hay. Pulpo. No hay. Entrecot. No hay. ¿Pues qué hay? "Os puedo dar unos huevos y chorizo con patatas". Suficiente manjar para los comensales, que quedaron satisfechos. Tanto, que al año siguiente, 2005, en las mismas circunstancias, ya ni se molestaron en preguntar. Y llevaron a más amigos.

En 2006, la cita amplió convocatoria y en 2007, los responsables de la sidrería, ante la buena acogida y la posibilidad de aumentar el número de comensales, decidieron anunciar el menú. El éxito fue total y se congregaron en las mesas de la sidrería 128 clientes. Al año siguiente, ya no hizo falta cartel. Todo lleno. Desde entonces, el cierre vacacional de la sidrería Santarúa, coincidiendo con el final de las fiestas patronales de Candás, es cita obligada para comer algo tan simple como huevos, chorizo, jamón y patatas: el plato de la abuela. En la noche del viernes, este establecimiento de la calle Carlos Albo volvió a registrar un lleno hasta la bandera, con muchos clientes dando la vuelta por la falta de espacio, que no de huevos.

Al mando de los fogones en Santarúa está Josefina Fernández, cocinera de raza, criada en la cocina del restaurante familiar, Casa Pano, pura historia marinera en el puerto de Candás. El día de "la güevada", Josefina abandona la habitual preparación de pescados y mariscos (también carnes) para centrarse en freír más de veinte docenas de huevos y más de un centenar de chorizos, con el correspondiente jamón. Todo ello acompañado de unos 25 kilos de patatas. Le ayudan tres personas en la cocina, dispuestas a dar de comer a diez docenas (ya que de huevos hablamos) de comensales.

En el exterior, Tino, José y Ríchar, hijos de Josefina, acompañados de Armando, el camarero habitual, se encargan del servicio en mesas, que incluye sidra para acompañar "la güevada", un servicio extra para despedir un verano de trabajo muy duro. Y satisfactorio.

Un año más, entre los comensales, están Arturo Llamazares y su esposa, Cifri Pérez. Son parte del grupo que inició esta nueva tradición y siguen cumpliendo con ella. En sus inicios, era una comida con los dueños del establecimiento "muy entrañable". Llegaron a hacer camisetas y escarapelas alusivas. Ahora, todo sigue siendo entrañable, aunque con más gente.

Sólo falta que el acto salga de las paredes de la sidrería y se extienda por toda la villa. Como dice José, el dueño, tiras un corcho y sale una fiesta.

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