Ahora que la Sociedad Noreñense de Festejos (Sonofe) anuncia su vocación de hacer las actividades de ocio de las fiestas del Ecce Homo más diurnas, se da la circunstancia de que, en la parte religiosa -la más importante como subrayaba el pregonero, Tino Fombona, en su lectura del pasado viernes-, los fieles se decantan cada vez más por la noche.

La procesión de subida del Nazareno de ayer contó con numerosos fieles, en torno a 2.500, una cantidad que refleja el poder de convocatoria de la celebración noreñense en el centro de Asturias. Pero la cifra estuvo muy por debajo de la de la procesión de bajada que se había celebrado diez días atrás: entonces se calcularon cerca de 4.000 fieles.

La imagen del Cristo, una vez terminada la misa que ofició el párroco Pedro Tardón en la iglesia de Santa María, y cantada por el Orfeón Condal, salió del templo y fue colocada por los costaleros en las andas.

Los miembros de la Cofradía Jesús Nazareno Ecce-Homo, de Noreña, caminaron delante de la imagen vestidos con casullas moradas. Muchos de los fieles llevaban velas u otros objetos como medallas y estampas religiosas.

El Cristo subió la calle de la iglesia para detenerle en la plaza Eulalia del Busto, donde se encendió una traca. A continuación, la procesión descendió por la calle Fray Ramón hasta el quiosco de la música, donde la banda de música de Noreña interpretó, ya con la imagen detenida, el himno de España.