Noreña ha tenido que luchar contra los elementos en las fiestas del Ecce Homo. Aunque la lluvia ha respetado los actos importantes, lo cierto es que la incertidumbre ha afectado a la programación de algunas de sus actividades, y el bollo ha sido una de ellas. Tradicionalmente, la comida es en el parque de Los Riegos, pero la amenaza de lluvia obligó a trasladarlo a la sala polivalente, donde se repartió el bollo y algunas familias compartieron mesa y mantel.

Hubo un grupo, no obstante, que prefirió arriesgarse a que le cayera la lluvia encima. "En el centro polivalente no nos gusta tanto; aquí es mucho mejor, está más guapo", dijo Ana Alonso, que comió en el parque con Nino Fernández, Miguel Amieva, Patricia Fernández, Montse Alonso y Liliana Campo.

El resto de los noreñenses prefirieron la seguridad del centro polivalente. Fue el caso del grupo con el que fue Andrés Espósito. Varias parejas con niños que eligieron la seguridad de los aleros del exterior, y que celebran que el bollo haya pasado a ser comida, y no merienda como era hace años. "Por la tarde ya empieza a hacer frío, está más oscuro, y además al día siguiente se madruga, y con los niños es mejor la hora de comer", opinó.

Allí mismo hubo juegos tradicionales para niños y mayores, y se repartió el bollo y la botella de vino entre los 1.400 socios de Sonofe. La sociedad está viendo en los últimos años cómo recupera con gran celeridad su masa social. Ayer mismo, en la zona de los bollos, hubo varios noreñenses que se hicieron socios de Sonofe sobre la marcha.