"Alucinante". Así describió el madrileño Eduardo Estévez, que ayer se trasladó junto a su familia desde Oviedo, donde pasan unos días, a Tazones para conocer por dentro la nao "Victoria", la embarcación con la que Villaviciosa celebró ayer el quinto centenario del desembarco de Carlos V, quien llegó a bordo del "Engelen" un 19 de septiembre de 1517. La nao, que se podrá visitar hasta el domingo, es contemporánea a su reinado, ya que fue construida en 1522 y logró ser la primera en dar la vuelta al mundo.

Adentrarse en la nao es hacerlo en una suerte de máquina del tiempo que el visitante intuye a distancia. Si además, como es el caso de Estévez, está leyendo una novela histórica ambientada en la época, la inmersión es total. Los pocos indicios de modernidad que hay a bordo (tienen una carta de navegación electrónica en un ordenador, aunque también emplean las de papel) están cubiertos y en su lugar se pueden ver espadas, armaduras y cascos del siglo XVI como los que decoran la camareta del capitán.

"Es el único camarote de todo el barco y hoy también está destinado a alojar al capitán", explica Soledad Gea, responsable de logística en la nao "Victoria". La tripulación sigue empleando la misma "mesa de cartas" para planificar las navegaciones que hace quinientos años y, salvo el capitán, también duermen en los mismos catres que lo hicieron hace cinco siglos.

De estos estrechos camastros sólo se puede ver una parte, la que comparten con la exposición sobre la histórica travesía de la nao. La otra parte, que no se enseña por respeto a la intimidad de la tripulación, incluye una pequeña salita de esparcimiento. Salvo el capitán, el jefe de máquinas, el contramaestre y la responsable de logística, los tripulantes son estudiantes voluntarios, de náutica en su mayoría pero también de otras disciplinas, como la francesa Solène Brevel, estudiante de Educación Física, quien lleva "un poquito más de un mes a bordo".

Recién enrolado, pero con experiencia en la nao, estaba ayer José Antonio Tapia, estudiante de Petronáutica, quien detalló que la embarcación navega "a motor y a veces a vela", aunque por el enorme peso que tiene (165 toneladas) "sólo funciona con un viento importante" que encuentran, por ejemplo, cuando cruzan el Atlántico, pero no en costas como la cantábrica.

Quien busque el timón clásico a bordo de la nao "Victoria" deberá preguntarle a uno de los tripulantes, pues "el sistema de gobierno es el pinzote", apunta el estudiante. Se trata de un palo que sobresale de cubierta y que por la parte de abajo conecta con el mecanismo que decide si la embarcación se dirige a babor o estribor. La jornada de ayer a bordo de la nave fue especial al contar con la recreación histórica de Teatro Contraste y con la visita de los miembros de la Red de Cooperación de las Rutas Europeas del Emperador Carlos V, en cuya directiva está el alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega, y a la que el Principado también se sumará, según anunció ayer el consejero de Empleo, Industria y Turismo, Isaac Pola, en el puerto de Tazones. En la nao ondeó, además de la bandera local, la que Aurelio Nava Peón, "Lelo", diseñó inspirado en el desembarco.