Una cosecha abundante, adelantada y efímera. Así vienen este año los figos en Rozaes (Villaviciosa), que el día 8 celebrará su cuarta feria monográfica organizada por la asociación de vecinos. El colectivo puso en venta el año pasado unos 500 kilos y este año calcula una cifra similar, aunque "hace un mes que hay figos", advierte Loli Díaz, quien ya lleva hechos "cien tarros de mermelada" en su cocina de carbón. "Cuando lo ves maduro hay que cogerlo y hacer algo con él. Si no, adiós", apunta la presidenta de la asociación, Eva Solares, quien achaca el adelanto de la cosecha a que "está todo un poco cambiado, ya desde el invierno".
Un verano con seca, con poca lluvia, que en el caso de las nueces ha hecho que tengan menor tamaño, podría haber influido también en el rápido desarrollo y maduración de los figos. La localidad maliayesa es especialmente fértil y próspera en muchos tipos de fruta y frutos, aunque por algo llaman a sus vecinos "figueros": hay alrededor de 500 figares, dos o tres e incluso más por cada una de las casas de la parroquia, y antaño la cifra era aún mayor.
Se trata de un árbol, además, que prende con gran facilidad: si a una caña de las que nacen en la base del trono se la tapa con tierra se obtiene un nuevo ejemplar, y los vecinos también suelen aprovechar esta circunstancia para llevar plantón a la feria. En Rozaes se dan, sobre todo, tres tipos de figos: "los santiaguinos, los primeros, que maduran en julio por Santiago; y los miguelinos, de finales de septiembre (festividad de San Miguel), que los hay blancos y negros", enumeran entre varios vecinos. Los blancos suelen ser mayores que los negros y estos segundos son, en general, "más melosos y sabrosos", aunque en Rozaes reconocen que los gustos van en función de los sabores que a cada uno le resultan más familiares. También se da alguna breva, aunque en mucha menor cantidad.
Estas frutas se podrán comprar en muchos de los treinta puestos que los vecinos, la asociación y otros artesanos y agricultores de dentro y fuera del concejo (de Villaverde y Candanal, entre otras localidades, además de Gijón) instalarán en la feria del día 8. El producto protagonista no sólo se podrá adquirir fresco, sino que los vecinos ya están elaborando "mermeladas, figos en almíbar, al vino, confitados para hacer tarta...", enumera Solares.
Como no todo va a ser comer, en Rozaes complementan la feria con la instalación de un llagar tradicional en el que cualquiera podrá coger el "mallu" y machacar la manzana para hacer sidra dulce. Los visitantes tendrán la oportunidad, además, de conocer dos antiguos molinos, los de Mayorazu y Santiago, abiertos y funcionando gracias a las jornadas de puertas abiertas promovidas para la feria. Estarán señalizados, al igual que los praos habilitados para aparcar en la zona de la escuela.
Por otra parte, la asociación pondrá a disposición de quienes visiten la feria, de forma totalmente gratuita, las bicicletas de una empresa de turismo activo para ir hasta los molinos pedaleando o dar una vuelta por el pueblo. Los más pequeños podrán divertirse con los juegos en torno a las figares que han preparado para la ocasión. El que más éxito tiene es el de "La gueta la figar": "les damos a los niños un mapa del barrio de Piñera (donde se instala la feria) en el que están señalizadas las figares. En cada una encontrarán un corcho con una letra y cuando completan la palabra 'figos' les damos una caxigalina", explica Solares antes de apuntar que también tendrán una mesa con piedras y otros materiales para disfrute de los más pequeños. El evento, amenizado con música tradicional, estará instalado desde las 11.00 horas y contará además con un menú especial en el chigre del pueblo.
