Benigno Runza Costales, artesano natural de Quintueles, en el concejo de Villaviciosa, falleció ayer en Gijón a los 89 años. Llevaba más de quince reproduciendo en piedra monumentos asturianos tan conocidos como la basílica de Covadonga y numerosos templos del Prerrománico.

Quienes le conocieron le definen como "hombre conversador, agradable", de un carácter "amable y sencillo que le proporcionó la amistad y el aprecio de muchas personas" entre las que se encuentra quien así le define, Julián Caicoya, vecino de Quintes y seguidor de sus trabajos. La afición de Runza comenzó cuando visitó el monasterio de Valdediós, en el mismo municipio de Villaviciosa, donde fotografió la iglesia prerrománica de San Salvador desde todos los ángulos para luego, armado de paciencia y habilidad, ir reconstruyendo el templo piedra a piedra.

Desde aquel momento no paró y de sus manos salieron obras dignas de la más auténtica admiración. Se atrevió con más trabajos del estilo arquitectónico más característico en Asturias, el prerrománico, como es Santa Cristina de Lena y otra de las iglesias más emblemáticas de Villaviciosa, Santa María de La Oliva. Fueron nada menos que diecisiete las reproducciones que hizo en piedra de diferentes monumentos de la región, unas obras a las que dotó de tal fidelidad que su labor fue reconocida por la Asociación de Amigos del Paisaje Cubera. Tuvo cuatro hijos, que a su vez le dieron ocho nietos. Runza Costales será despedido esta tarde en el tanatorio de Cabueñes.