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El 50% de la sidra ecológica que produce el concejo se va a Centroeuropa

"El reto al que nos enfrentamos los llagareros es exportar este producto sin el escanciado ni todo lo que le rodea", advierte Francisco García

Francisco García, en Pruvia. A. F. V.

La sidra ecológica gusta, y mucho, en Centroeuropa. Buena cuenta de ello la puede dar Francisco García, gerente del llagar llanerense El Güelu, que actualmente exporta "en torno al 50 por ciento del total" de la sidra biológica que produce a Dinamarca y Países Bajos principalmente, aunque también tiene salida a otros países como Rumanía o República Checa. Un crecimiento exterior fruto de una estrategia de expansión que esta empresa llanerense lleva cultivando desde hace casi 15 años.

"En Europa el concepto ecológico tiene un valor añadido. Hay grandes cadenas de supermercados que sólo trabajan con productos libres de químicos y es un concepto que funciona muy bien. También el producto español está muy reconocido. Ambos conceptos son los que nos permiten tener un buen posicionamiento", explica García, quien coloca su sidra en supermercados, y que comenzó su andadura exterior en Dinamarca, Francia y País Vasco.

Como la sidra de Llanera se vende en grandes superficies, sus compradores poco o nada saben de la ceremoniosa liturgia que rodea la degustación del zumo de manzana fermentado. Y poco parece importarles. Porque según García, esta sidra es degustada "como un vino de mesa". "En la etiqueta explicamos lo más básico: que hay que agitarla antes de consumirla, que la madre garantiza que no ha habido un filtrado del producto y la temperatura idónea. No quieren más", enumera.

Tanto es así que, hace años, en un intento de facilitar el consumo de sidra a sus clientes extranjeros decidió traducir el etiquetado al inglés; algo que no gustó a sus compradores. "Nos dijeron que querían la botella tal cual, lo más natural y auténtico posible", apunta con gracia.

En base a su experiencia, García tiene claro, y más que claro, que el futuro de los llagareros asturianos está más allá del Negrón y, muy seguramente, cruzando los Pirineos. "El mercado regional está casi agotado. Los niveles de consumo son muy alto, pero poco más van a crecer. La única forma que tenemos de sobrevivir quedándonos en Asturias es peleándonos entre todos los empresarios, algo que no sería nada agradable. La mejor opción es mirar hacia fuera", destaca.

Sin duda, los productores nacionales que más competencia generan a los asturianos se encuentran en el País Vasco. Precisamente de ellos cree García que podrían aprender los llagareros asturianos. "Venden su sidra por vaso, no sólo por botella; sin escanciar; y saben vender su producto. No pierden tiempo en discusiones de quién inventó la sidra. Se preocupan de venderla", alaba el empresario.

Precisamente uno de los principales debes que tiene la bebida asturiana es el escanciado. La necesidad de contar con personal o maquinaria específica para ello y la suciedad que genera hacen que conviertan a la sidra en un producto no tan atractivo en el mercado exterior.

"Uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos los empresarios del sector es a vender la sidra sin escanciarla y sin toda la cultura que la rodea. No puedes pretender que un restaurante de Pekín venda sidra y la escancie; y si queremos alcanzar esos mercados puede que tengamos que renunciar a ello", advierte el empresario, que en este sentido también ha dado a luz a "la primera sidra espumosa ecológica de Europa", de la que producen unas mil botellas al año: "Obviamente, todas estas también se van fuera".

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