El alcalde de Cabranes, Gerardo Fabián (PSOE), entró en la Corporación como concejal en 2003, y en 2014 fue alcalde por delegación, debido a la hospitalización de Benjamín Prida por un cáncer. Finalmente, Prida falleció y fue sustituido por Fabián, que acudió a las últimas elecciones en 2015 como cabeza de lista del PSOE y consiguió la mayoría absoluta.
- ¿Qué balance hace de su mandato una vez pasado el Ecuador?
-Veníamos de una trayectoria de mucha inversión y mucha liquidez, y cuando me toca a mi asumir la responsabilidad me encuentro con que la gestión se complica porque no tienes tantos recursos, y hay que cambiar la idea de lo que estábamos acostumbrados a hacer. Yo diría que el primer año fue de aprendizaje, y el año pasado se empezaron a ver ya frutos. Ahora tenemos una base sólida y lo que necesitamos es financiación. Como municipio pequeño con pocos recursos para nosotros es fundamental el apoyo del Principado. Si no, no podríamos con toda la demanda.
- ¿Qué actuaciones destaca?
-La reforma de la carretera CB-1, ahorro en energético y el aprovechamiento forestal. Respecto a esto último le hemos dado un empujón a la ordenación del monte Incós, y en Peña Cabrera, donde plantamos once hectáreas de pino del país y frondosas autóctonas. Nuestro objetivo es que no quede ni un solo metro de suelo público sin aprovechar, ya sea forestal o de pastos. En Cabranes, la prioridad es el aprovechamiento forestal. Aun así, se compatibiliza con pastos por la prevención de incendios. Con las malas experiencias recientes, tenemos claro que tiene que estar lo más limpio posible.
- ¿Y cómo atienden los pueblos teniendo pocos recursos?
-Hay un pilar fundamental que es la colaboración vecinal. En un sitio pequeño donde la gente se había acostumbrado a que el Ayuntamiento lo hiciese todo, cuesta pero se consigue, con la creación de juntas vecinales. Allí donde hay colaboración se hacen más cosas en todos lo sentidos: tanto en obras públicas como en actividades culturales. Cuando el pueblo está unido y van todos a una, se funciona muy bien.
- ¿Y la rivalidad entre Santolaya y Torazo?
-Realmente, ahora no existe como tal. Santolaya es la capital, Torazo es un recurso turístico muy bueno que incide en todo el concejo, y las parroquias restantes también lo disfrutan. Hay que ver todo el contenido como un único municipio.
- ¿Cuáles son sus prioridades de cara al fin de mandato?
-Estamos contentos porque tampoco hay grandes necesidades. Hay muchísimos proyectos sobre la mesa que van a necesitar financiación: saneamientos, mejoras del entorno de núcleos, viales, etcétera.
- Cabranes tiene tradición de acoger a gente con vocación ecológica. ¿A qué cree que se debe?
-Yo creo que se dieron dos factores. Cabranes era un entorno rural muy conservado, que se mantuvo muy tradicional, no nos afectó la gran industria ni la deforestación. A eso le unes el haber aprovechado las inversiones de hace una década y haberlo comunicado muy bien. Esos dos factores hacen que sea un lugar muy atractivo para venir aquí. La primera parte es que venga la gente, y la segunda es que se quede, y por eso hay que trabajar las normas de urbanismo para adaptarse a las nuevas demandas de cultivos ecológicos, de actividades ganaderas extensivas compatibles con el entorno y para que cualquiera que tenga una idea empresarial sostenible que se puede desarrollar aquí la pueda sacar adelante.
- Como patrono del Museo de la Sidra, ¿ve claro su futuro?
-Yo creo que el Museo de la Sidra salió del bache. Desde 2015 vuelve económicamente a ser sostenible, y se están empezando a hacer iniciativa pequeñas e ideas. Yo creo que el museo despega despacio. Hay que ponerlo en valor la sidra, es un museo que debería estar a la cabeza de los museos de Asturias. Después de salir de la crisis, tenemos que ponerlo en el lugar que se merece, con un proyecto creíble y apetecible, y relanzarlo definitivamente.
