La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Galcerán: "El de San Antonio siempre fue un faro importante, hacía la vida más sencilla"

El antiguo farero documenta, junto a María Amelia González, la historia de la linterna de Candás, "de las primeras con electricidad"

Roque Galcerán, delante del faro de San Antonio de Candás. I. G.

Roque Galcerán fue farero en San Antonio (Candás), lugar en el que también vivió algunos años de la década de los noventa. Ahora, un tiempo después, se ha decidido a glosar la historia del faro y más aún teniendo en cuenta que el edificio cumple su primer siglo. "Comenzó a funcionar el 1 de octubre de 1917", destaca Galcerán. En la actualidad, el faro está automatizado e informatizado pero hubo una época en la que no. Lo cuentan Roque Galcerán y María Amelia González, que desde hace algo más de un año investigan sobre el edificio que preside la punta de San Antonio. Han pisado no pocos centros de investigación para conocer al más mínimo detalle todos los entresijos que rodean la historia del edificio.

"Recopilamos material en el archivo de la Autoridad portuaria de Gijón, en el de Simancas (Valladolid), en el Provincial de Asturias, en Oviedo, y en el diocesano", señala Galcerán, que cuando se puso a investigar sobre la instalación en la que trabajó desde 1986 se dio cuenta que la historia del faro está íntimamente relacionada con la historia general de Candás y la pesca.

El autor de la futura publicación, que aún no tiene fecha prevista, se embarcó en este proyecto al comprobar que la información que encontró sobre el faro candasín "casi solo se limita a ser una ficha técnica". Galcerán vio motivos suficientes para ampliar esa documentación y ahondar en la historia de la villa marinera durante el último siglo. Sin embargo, es imposible hablar del faro de San Antonio sin referirse a las pequeñas hogueras que ya a principios del siglo XVIII se prendían en La Formiga para avisar a los pescadores del estado de la mar y si podían acercarse a tierra en condiciones. "En función del número de hogueras que había, había más o menos peligrosidad. Si prendía una, el mar estaba en buenas condiciones y tres, que presentaba serias dificultades", explica Galcerán.

La persona encargada de avisar a las embarcaciones tenía un acuerdo con la Cofradía de Pescadores de entonces. Las pequeñas hogueras estaban ubicadas a la altura de La Farola, un faro ubicado junto a la playa de La Pregona que dejó de usarse a principios del siglo XX porque, entre otras razones, no daba el ángulo preciso para dar servicio a las embarcaciones. De ahí que se pensara en la construcción del faro de San Antonio, que al estar ubicado en una punta, permitía dar más seguridad a los barcos que navegaban frente a la costa de Carreño.

La idea de construir el faro en su actual lugar supuso un acuerdo a tres bandas entre el Ayuntamiento, el Estado y la Cofradía de pescadores. Era un año convulso, con la primera guerra mundial en pleno apogeo y recién estallada la revolución soviética en Rusia. La linterna y la cúpula del faro están hechas con materiales ingleses, alemanes y franceses. En la Guerra Civil española, ordenaron apagar el faro en más de una ocasión y en 1938, cuando ya había caído Asturias en manos de los nacionales, la Guardia Civil y los falangistas pedían refugio en San Antonio.

"Hubo depuración de fareros", destaca Galcerán. El acantilado de San Antonio, ya en la posguerra, fue utilizado por los franquistas para arrojar a socialistas, comunistas y anarquistas a la mar. Pero ese es otro debate.

Miguel Asenjo fue el primer farero de San Antonio. "Este fue siempre un faro importante, es de los pocos que está cercano a una población, con una ubicación privilegiada y hacía la vida más sencilla", indica el autor de la futura publicación. Daniel Lamelas también estuvo un buen puñado de años al frente del faro.

"El de San Antonio fue de los primeros con electricidad", señaló. A la hora de dar luz a los barcos, los responsables de los faros se ponían de acuerdo para así ayudar a los barcos a guiarse mejor entre, por ejemplo, el faro de Peñas, el de San Antonio y el de Torres, en Gijón, que fue posterior al candasín.

Y éstas y otras historias sobre el faro se incluirán en el trabajo que Roque Galcerán y María Amelia González preparan con mimo y sin, por el momento, fecha definida para su publicación. "Tengo ganas de tener lista la primer monografía sobre el faro de San Antonio, que será a su vez, parte de la historia de Candás", concluyó.

Compartir el artículo

stats