San Miguel de la Barreda (Siero) no olvida a sus mártires y les volverá a homenajear el domingo al mediodía. Se cumplen 80 años de aquella madrugada del 5 de noviembre de 1937 en la que fueron fusilados, en plena Guerra Civil, 18 vecinos de Siero, Oviedo y Noreña. La mayoría tenían entre 20 y 30 años. Ninguno de ellos pertenecía a organización política o sindical alguna. El grupo fue sacado del palacio del Rebollín, donde estaban detenidos, y los falangistas les llevaron a San Miguel de la Barreda. Aquí les fusilaron y arrojaron a dos pozos con todas sus pertenencias.

Sus nombres aún permanecen en la memoria de sus familiares y de quienes quieren hacer justicia por una barbarie que se repitió demasiadas veces durante esta contienda fratricida. Eran Genaro Estévez Peralta, Ángel Gutiérrez Ros, Etelvino Rodríguez Mencía, Manuel Martínez Pozuelo, José Antonio Cancio Villar, Jesús Blanco Alonso, Antonio Suárez García, Calixto Alonso Álvarez, Herminio Fombona Antuña, Justo Cuervo Balbona, Cecilio Curieses Álvarez, Marcelino Curieses Álvarez, Arturo Suárez Santirso, Buenaventura Iglesias, Herminio Colunga, Julio Montero, Ezequiel Rodríguez y Luis "El Contable".

El primero mencionado, el noreñense Genaro Estévez, era el nieto de José Ramón Estévez. Este recuerda que era viajante y recorría Asturias vendiendo su mercancía. Están convencidos de que fue la "envidia" la que llevó a un vecino, que encima le debía dinero a Estévez, a denunciarle. Otro habitante de la zona, que acudió a tratar asuntos de negocios con el noreñense, también fue acusado y fusilado, explica Estévez. "Mientras podamos, allí estaremos", cada 5 de noviembre, recordando el macabro episodio del que fueron testigos las dos fosas de San Miguel.