Hay relevo. En Aces (Candamo) la tradición otoñal de ir a recoger castañas para amagostarlas o emplearla en distintos platos y postres cala entre los más pequeños. Tanto que son ellos quienes se presentan y ganan en el certamen del Festival de la Castaña que celebró la localidad ayer. Sara Rodríguez Fidalgo, en variedad común, y Miguel Martínez Arias, en categoría de chamberga, fueron los ganadores de la trigésima quinta edición con sus kilos de fruto.

"Yo fui al monte a un sitio que había un prau muy grande y había bastantes castañas y muy grandes", explica la pequeña. Por su parte, Miguel las recogió con su abuela Marisa Pérez: "No me gustan las castañas, pero me gusta mucho venir a Aces y voy a seguir exponiendo los años que vienen", subraya.

En la exposición-certamen participaron quince vecinos del concejo con sus kilos de castañas. Y la muestra fue de lo más colorida y carismática, con originales creaciones para presentar las castañas como un muñeco, un baúl, con la caverna del oso o un corro con castañas y animales. Los que se afanaron en los aspectos estéticos de la presentación también se llevaron premio. Fue para Samuel Magdalena Juan de Dios, quien talló en madera unas setas y una botella de sidra que acompañaron las castañas en una cesta. Además, la asociación vecinal y el Ayuntamiento, organizadores de la cita, entregaron un accésit a Gema y Guillermo Arias.

Si el certamen salió a pedir de boca, pese a la escasez de castañas por la sequía del verano, los frutos que amagostaron los vecinos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Un total de 400 kilos que a mediodía ya habían desaparecido de la pila. "Gustaron", confirma Juan Ramón Cuervo, quien lleva desde la primera edición asando las castañas. Según estima, lo principal es que los frutos sean de buena calidad, y una vez que está la plancha de hierro muy caliente se echan sin abrirlas: "Al final se revientan todas; puede quedar alguna, pero es raro", precisa. La duración para que queden perfectas está entre los 20 y los 30 minutos, "pero depende de lo bravo que esté el fuego".

Buena culpa de que el amagüestu desapareciese en un abrir y cerrar de ojos fue de los excursionistas de Galicia que llegaron a Aces a primera hora de la mañana en tres autobuses. "Estaban buenísimas y el entorno es precioso; es una pena que no pare de llover, pero ya sabemos que los gallegos y asturianos somos primos hermanos, y para esto, la lluvia también", comenta Francisco García.

Tampoco funcionaron nada mal los postres que elaboraron las mujeres de la localidad, algunos con castañas como bombones, tarta y flan, porque desaparecieron. "Sólo quedan los que hay para los postres de la comida", reconocía Conchita Pérez. En las cocinas trabajaron incansables para preparar porte de berzas y adobo con patatas, que estaban para chuparse los dedos.

Aces es la cita decana de la castaña en Asturias, y también, una jornada entrañable que une a grandes y pequeños del pueblo en un aprendizaje de las tradiciones de la región.