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Siero no necesita regular la recogida de setas porque escasean las comestibles

La sequía del otoño, sumada a las lluvias tardías, deslucirá la exposición micológica que se organiza el domingo en Pañeda

Siero no necesita regular la recogida de setas porque escasean las comestibles R.M.M.

El otoño viene revuelto para la micología. Primero, porque la falta de lluvias no favoreció la proliferación de setas en los bosques asturianos, ni, localmente, en los de Siero. Así, las Jornadas Micológicas de este año se verán deslucidas porque la cantidad de variedades que la Sociedad Micológica de Pañeda exhibirá en la exposición del domingo quedará algo mermada. La lluvia que llega ahora con retraso tampoco ayuda.

Lo dice el presidente del colectivo, Juan Rodríguez: "Empezamos a recoger estos días y el sábado es la clasificación para la exposición del domingo". No son muy optimistas porque "llovió tarde y las setas están feas, no presentan bien porque están muy mojadas". La buena noticia es que con el agua salió algún hongo más.

Los ecos de la decisión del concejo de Pesoz, pionero en la comarca de la cuenca alta del Navia en poner control y límites a la recogida de setas silvestres, también han llegado a Siero. En el occidente han aprobado una ordenanza para regular la recolección, concediendo licencias a vecinos y visitantes, con una tasa anual de 15 euros. Los residentes en la zona tendrán un cupo diario de 10 kilos y los foráneos, de seis. Las sanciones oscilarán entre los 30 y los 300 euros para quien se salte la norma.

Pero el escenario de Pesoz es bien distinto del de Siero. En el concejo occidental quieren evitar que se arrase la riqueza micológica de sus bosques, pues cada vez son más los visitantes que se desplazan hasta su territorio a recolectar setas. El presidente de la Sociedad Micológica de Pañeda, Juan Rodríguez, reconoce que "es una zona con mucha explotación"; en cambio, "aquí, en Siero, no se da ni se va a dar nunca ese problema porque no hay un exceso de variedades de buenos comestibles que se puedan comercializar". Boletus y níscalos son los más apreciados, y se pagan a buen precio en el mercado. Pero en Siero, aunque se dan "muchas variedades" no abundan las que se puedan llevar a la cazuela o a la sartén.

Florentino Rodríguez, también un gran aficionado a la micología, señala que "en Siero hay cantidad, pero no de variedades comestibles para comercializar", esgrime. Así que "no pasa" lo que ocurre en Pesoz, Grandas de Salime, Illano, Boal y los Oscos. Entiende que especies como los boletus son un recurso más de la zona que han de regular para que no lleguen "cuadrillas y arrasen los montes". Tiene dudas de si detrás hay expertos controlando que no se cuele ninguna seta tóxica. Pero tampoco ve bien que tenga que sufrir estos límites el aficionado que sale al bosque a por una cesta para consumo propio.

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