Aplausos, cariño, más aplausos y todavía más cariño. Óliver Díaz (Oviedo, 1972) no sólo se llevó ayer la "Lira de Oro" de su visita a Candás. Y es que el director musical del Teatro de la Zarzuela también pudo sentir el gran afecto que le profesan los candasinos. Con abrazos y besos primero, y con una larga ovación que bien pareció una sinfonía con sus cuatro movimientos después, el que fuese director de la Banda de Música local recibió la máxima distinción de la centenaria agrupación con palabras de agradecimiento al que fue su "primer público": "Gracias a todos los que están presentes en un día tan maravilloso. Será imposible que olvide el día de hoy".

No pudo haber mejor reencuentro entre Óliver Díaz y la Banda de Música de Candás que la celebración de Santa Cecilia y la gala de imposición de su "Lira de Oro"; ni mejor escenario que una abarrotada iglesia de San Félix, que reverberó a iguales con aplausos y notas musicales cual perfecta caja de resonancia.

No era para menos. Contar con todo un director musical del Teatro de la Zarzuela es algo que no se tiene todos los días. Aunque sí lo tuvieron, allá por los años 90, cuando la Banda de Música cedió su batuta a un osado y enérgico veinteañero, como así recordó la exconcejala de Gijón y exgerente del Jovellanos, Carmen Veiga, quien repasó en un virtuoso preludio verbal la carrera del homenajeado, en la que ella también fue "parte importante", como posteriormente reconoció el propio galardonado.

"En la Banda de Música de Candás di mis primeros pasos en el difícil camino de la música. Aquí hay músicos que estaban cuando yo la dirigía. Por eso lo importante no es sólo el galardón, sino quien lo concede: mi casa", destacó un Díaz visiblemente emocionado, que también tuvo palabras de agradecimiento para Veiga. "Fueron los dos locos maravillosos que confiaron en alguien que no había hecho nada y sólo demostrada ganas. Si no fuera por esa valentía, para mí este camino no habría existido", agradeció.

Precisamente sobre la necesidad de apoyos a la cultura y los jóvenes hizo especial hincapié el premiado, que pidió "compromiso" a las instituciones. "Les pido que apuesten por la cultura y la gente joven. No siempre saldrá bien, pero cuando alguien salga adelante habrá merecido la pena", expresó Díaz, de impoluto traje azul marino y corbata azul eléctrica, sobre lo que podría ser tranquilamente su historia.

Antes, nada más subir al estrado, al director se le había impuesto la insignia de la "Lira de Oro" por su "tesón, vinculación afectiva y colaboración con la Banda" y se le había hecho entrega del diploma acreditativo del más alto premio que ofrece la formación musical fundada en 1881; una credencial que ofreció al entregado público en señal de agradecimiento mientras de sus labios se podían leer numerosos "gracias".

Sin un compás de espera la música empezó a sonar en honor a la patrona de los músicos. Ya lo había hecho primero, con la "Variazioni in blue" de Jacob de Haan y "Lago Nes" de Johan de Meij; y prosiguió con "Una noche en Granada" de Emilio Cebrián Ruíz y "El arca de Noé", obra de Óscar Navarro. Díaz, acompañado en todo momento por su mujer y sus padres, siguió en primera fila el concierto de la Banda, una vez más dirigida por Xuacu Llaneza que, cosas de la vida, como el homenajeado, también tomó la batuta de la formación con 22 años, es multiinstrumentista y, a buen seguro, tiene un prometedor futuro por delante.