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JACQUELINE ZONDOGA | Enfermera y misionera en Benin, dio una charla en Noreña

"No hay incubadoras en Benin, metemos a los bebés en cajas con agua caliente"

"Me da mucha alegría ver a un niño bien cuando regresa al control médico"

Jacqueline Zondoga, ayer, en Noreña. MARIOLA MENÉNDEZ

La misionera franciscana de la Madre del Divino Pastor Jacqueline Zondoga es testigo cada día de la mella que la pobreza hace en los habitantes de su país, Benin (África), sobre todo, en los más pequeños. Esta enfermera hace todo lo que puede para salvar vidas en el dispensario de Kakikoka. La ayuda que la Fundación Alimerka presta a la Fundación Solidaridad con Benin -que ayer promovió la charla de la misionera en Noreña- es fundamental contra la malnutrición.

- ¿Por qué azota esta hambruna a su país?

-En el Norte están los emigrados de Benin y de Togo. Vienen buscando tierra para cultivar, pero no es productiva. Es una agricultura de subsistencia y rudimentaria. Sólo hay una cosecha al año, pero si no llueve, hay escasez. Cultivan maíz, judías, tubérculos, cacahuete, igname y mandioca. Lo poco que cosechan, a veces, lo venden y se quedan sin nada.

- Los más afectados son los niños, ¿verdad?

-La primera malnutrición empieza por la madre , que al no poder alimentarse bien, acaba teniendo hijos prematuros. Como no tenemos incubadoras, los metemos en cajones con agua caliente y una cobertura de lana para guardar el calor. Si la madre se implica, sale adelante. Han de mamar cada dos horas y a veces hay que colocarles una sonda para que puedan tragar el alimento en condiciones.

- ¿Cómo se puede ayudar desde Noreña?

-De muchas formas, con dinero para comprar alimentos y medicamentos para los niños, a través de la Fundación Solidaridad con Benín. Es importantísima su labor. En nuestro centro no tenemos laboratorio para poder diagnosticar algunos casos. Tenemos muchas anemias y la malnutrición provoca muchas otras enfermedades. Ahora es tiempo de Harmatán, con muchos vientos y causa incendios, así que nos llegan muchos niños quemados porque les gusta acercarse para combatir el frío.

- En el dispensario San Francisco de Asís no hay médico, sólo está una enfermera, usted.

-Hay dos auxiliares de enfermería, que me ayudan, y un traductor, porque hay una gran mezcla de lenguas. Necesito alguien a quién preguntar cómo hago y no encuentro. Hay situaciones de urgencia en las que tienes que actuar rápido.

- ¿Qué es lo más duro?

-La situación de los niños.

- ¿Y lo mejor?

-Me da mucha alegría cuando veo un niño que ha salido del centro, vuelve a su casa y verlo bien cuando regresa al control.

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