En el ecosistema emprendedor de Villaviciosa las mujeres juegan un papel fundamental. Mientras en otros concejos muchos establecimientos echan el cierre, en la Villa sólo en el último mes se han puesto al frente de negocios cinco féminas que comparten el amor por el trabajo bien hecho. Reclaman más asesoramiento y subvenciones por parte de las administraciones públicas para que otras compañeras puedan seguir sus pasos. Quieren darle la vuelta a unas estadísticas que dicen que sólo el 18% de los emprendedores españoles son mujeres.
La última en subirse al carro empresarial en la Villa es la peluquera Patricia Alonso, que desde la semana pasada ofrece tocados y sombreros para todo tipo de ceremonias en la calle Balbín Busto. "No estaba cómoda trabajando por cuenta ajena. En el último año encandené contratos que duraban apenas tres meses. Es un gremio en el que echas horas pero están poco valoradas económicamente", dice. Conciliar su vida laboral con el cuidado de los hijos no fue fácil, pero asegura que compensa. "Estoy muy animada y me avala más de treinta años de experiencia en el sector", apostilla.
La diseñadora de interiores Claudia Miravalles, de 23 años de edad, también estaba cansada de que el éxito en los negocios siempre estuviera asociado a los varones. Por eso optó por abrir su propia tienda de artículos decorativos hechos a mano, primero online y desde hace unas semanas de forma física en la calle villaviciosina de Ramón Rivero. Lo hizo apoyada por la que entonces era su asesora y ahora se ha convertido en socia, Adela Uría, y por su madre, Marián González. "Mi asesora tenía su propia marca artesanal con joyas semipreciosas y mi madre siempre quiso dejar de trabajar para otros y tener un establecimiento de ropa y complementos . Lo hablamos y en menos de 15 días montamos una tienda multimarca. En Estados Unidos se lleva mucho eso de que varias empresas se junten para compartir gastos, pero aquí no está tan extendido", dijo.
El elenco de emprendedoras del mes lo completa Emma Fernández, que acaba de inaugurar una tienda de ropa y complementos en la calle Sol. "Desde pequeña seguí las tendencias de moda. Tuve la suerte de que la familia de mi marido disponía de un local y fue una forma de dejar de engrosar la lista del paro", explica. "Encontrar proveedores es difícil y quizá no me haga rica pero es una suerte trabajar en lo que te gusta y ser tu propia jefa", dijo.
