El catedrático de Geografía Alberto Rodríguez Felgueroso lleva años afincado en Siero, pero no olvida sus lazos con la cuenca minera. De ahí que haya centrado en Riaño (Langreo) su último libro, "Territorio y poder", donde analiza esta alianza entre los siglos XVI y XX. Pero estos vínculos entre la tierra y el dominio pueden hacerse extensibles a cualquier otro lugar. "Es una monografía que parte del concepto de microhistoria. Del elemento central de Riaño realizo la construcción de un modelo de desarrollo a lo largo de cuatro siglos, analizando el modelo de explotación de la tierra y la propiedad", explica.
Es una época clave, porque a finales del siglo XIX se produjo la transición a la industrialización, que a Langreo llegó con las primeras explotaciones mineras o el primer horno de cock. En el prólogo, del exrector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, hay alguna referencia al río Nalon, que separa el modelo tradicional agrario conservado hasta los años sesenta y el desarrollo minero e industrial.
Para explicar la relación que existe entre la posesión de la tierra y el poder, Rodríguez Felgueroso se fija en dos familias que son las que detentan el dominio en la zona. Unos son los hidalgos, los Dorado de Riaño, y otros, la alta nobleza de los Marqués de Campo Sagrado.
El título, "Territorio y poder", es la clave para entender la obra de Rodríguez Felgueroso. "La base del poder radicaba en el territorio y cuando se realiza el análisis, lo supera con mucho. Se producen lazos de poder político y económico muy por encima de una localidad", explica el geógrafo. En el caso que analiza el autor llegan a París y Madrid a través del duque de Riánsares, marido de la reina María Cristina, entre otros.
En segundo lugar, este catedrátrico ha realizado un profundo estudio acudiendo a fuentes directas "muy exhaustivas", que van desde actas del Senado al Ministerio de Ultramar, por citar algunas.
Otro de los atractivos de esta obra es que incluye más de 200 ilustraciones, casi todas inéditas. Al asociar literatura y paisaje, descubrió en algunas novelas, sobre todo de Palacio Valdés, que se retratan personajes históricos reales. Por ejemplo, José Ramón Dorado puede asociarse con el protagonista de "La aldea perdida".
