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Nacho Fonseca sueña en casa

El autor poleso representa en el Auditorio su musical "Nora, Mauro y los suaños", con arreglos, coros y dirección de Siero Musical

Manuel y Esther Fonseca ensayan la presentación. MANUEL NOVAL MORO

El musical "Nora, Mauro y los suaños", escrito por el sierense Nacho Fonseca, se estrenó hace tres años Gijón, y hace dos viajó hasta Granada, traducido al castellano de su original en asturiano, para cautivar al público de aquella ciudad. Y aunque tanto el estreno en La Laboral como la actuación en Andalucía fueron importantes y exitosas, ahora la obra volverá a ponerse en escena con un atractivo añadido: el de jugar en casa y con los de casa. El Auditorio de la Pola acogerá una representación el jueves 21, a las ocho de la tarde, con un absoluto protagonismo poleso.

Y es que los arreglos para esta versión han corrido a cargo de Emilio Huerta Villanueva, miembro activo de Siero Musical y de la Asociación Sierense de Amigos de la Música; actuarán el coro de peques y el infantil de la Sociedad Siero Musical, dirigidos por María Fuego y Yolanda Fernández, junto al coro infantil de la Fundación Princesa de Asturias, que dirige la también polesa Natalia Ruisánchez, dirigidos por el músico poleso Iván Arboleya Montes. Junto a ellos, actuarán bailarines del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón. Y, para rematar, los narradores de la historia serán los hijos del propio autor, Esther y Manuel Fonseca García.

Todos los participantes se encuentran estos días inmersos en los ensayos para conseguir transmitir el dia de la actuación de la Pola toda la magia del musical. En la jornada de ayer ya se subieron al escenario para conjuntar música y escenificación.

"Nora, Mauro y los suaños" es un cuento musical cuyos destinatarios son los niños. Es un viaje a través de la imaginación y los sueños fantásticos de los dos protagonistas que le dan nombre.

La obra, que en la Pola regresa a su original en asturiano, se desarrolla mediante once sueños diferentes que tienen los niños, en los que viajan, cambian de identidad, se convierten en otras personas o en animales y, en suma, dejan volar sus sueños.

A todos estos sueños hay que sumar una pieza final a modo de epílogo en el que Nora y Mauro se hacen mayores.

De una hora aproximada de duración, la obra está compuesta para orquesta sinfonica y coro infantil-juvenil, y cuenta también con los mencionados narradores y coreografía.

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