Como una gran persona, amigo de sus amigos y apasionado del Condal. Así recordaron ayer sus allegados a Miguel Ángel Redondo, ex presidente del club de fútbol noreñense, en el funeral que tuvo lugar en la iglesia parroquial de Noreña. Redondo, fallecido a los 64 años tras una larga enfermedad, era muy conocido en la villa por su labor en el Condal y por haber regentado una tienda de pinturas.

"Éramos amigos desde hace muchos años", explicó José Cotarelo, que le recuerda como "una bellísima persona y amigo de sus amigos", por lo que su fallecimiento es "sin duda ninguna, una verdadera lástima y una gran pérdida. Era un hombre que merecía la pena".

Unos metros más allá, en el exterior del templo, estaba Sergio Rendueles, compañero de profesión en el sector de la pintura. Habla de Redondo "como buen amigo, gran persona, amigo de sus amigos...". Destaca de él su generosidad. Mientras la salud se lo permitió, le gustaba reunirse con sus amistades. Le ayudaba su "buen carácter" y no le gustaban las discusiones. Eso sí, trataba de contagiarles su pasión y amor por el Condal. "Sus amigos acabábamos siendo todos socios", recuerda con una sonrisa Sergio Rendueles. También les animaba a colaborar y apoyar al club de alguna forma. Asimismo, le recuerda como "muy buen profesional".

Alfredo Díaz sólo tiene palabras de cariño para Redondo: "era buena persona, trabajador y buen amigo". Samuel Fernández también le pondera y no olvida que "peleó mucho por el campo de fútbol", tanto que ante las promesas incumplidas de los responsables municipales dimitió como presidente del Condal. Un club que le acompañó hasta el último momento, pues sobre su féretro había una bufanda de su equipo del alma. Samuel Fernández destaca que ya llevaban tiempo echándole de menos porque la enfermedad le tenía menos activo socialmente. "Era muy cariñoso y pensaba mucho en los demás", remacha Jesús Fernández. Su hijo Adolfo Redondo mostró la gratitud de la familia por tantas muestras de cariño.