La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"El Carmín" de la Pola borda el arroz

Antonio Lago premia al colectivo de jubilados con su plato estrella: "El agua tiene que estar a la altura de los clavos de las asas de la paellera"

Por la izquierda, Argentina Díaz, Eloína Antuña, Olga Vega y Antonio Lago, junto a la paella. MANUEL NOVAL MORO

La Asociación de Jubilados "El Carmín", de la Pola, tiene la suerte de tener entre sus directivos a un maestro paellero, Antonio Lago. Fue él quien ayer al mediodía regaló el paladar de los socios del hogar con una paella para más de cien comensales, que después de tres ediciones se ha convertido en un clásico de la semana cultural en el centro.

Antonio Lago, natural de Ceuta, aprendió a hacer paellas gracias a su suegro, un albaceteño afincado en Valencia, y con el paso de los años a adquirido una maestría avalada por numerosos premios. Tiene hasta veinte trofeos. En un concurso reciente en Benidorm, por ejemplo, se llevó el premio a la paella más grande, la más sabrosa y la mejor presentada. Hasta ahora, la más grande que ha hecho es para 1.000 comensales.

Para la de ayer, algo más modesta, empleo 9 kilogramos de arroz, 14 kilogramos de carne de pollo, 3 kilogramos de costillas y 3 kilogramos de gambas peladas. Él tiene un método que hace que la paella siempre le salga sabrosa y en su punto: "Primero, freír bien la carne; segundo, hacer un sofrito; tercero, darle el punto de sal; a continuación, poner el condimento o especie cinco minutos antes de poner el arroz; el agua, antes de echar el arroz, tiene que estar a la altura de los clavos de las asas de la paellera". Una vez echado el arroz, se trata de cuidarlo y vigilarlo para que esté en su punto.

De esta manera, sale un arroz delicioso. Al menos es lo que opinaron todos los comensales sin excepción ayer en el hogar del pensionista de la Pola.

Prueba de ello fue que la mayoría se levantó de la mesa para repetir. Y también quedo claro cuando Antonio Lago salió al comedor y los comensales rompieron en un sonoro aplauso. "Está buenísimo, está exquisito". Eso fue lo que sonó en todas las mesas. La paella fue todo un éxito, todo un privilegio para el hogar.

Compartir el artículo

stats