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Puntadas con hilo en Nava

Una exposición reivindicará en la villa a los sastres como emblemas del trabajo hecho a mano y sostenible

Ignacio y Aurelio Campal, en su sastrería. ÁLEX ZAPICO

El equipo formado por el fotoperiodista Álex Zapico, la economista Carmen Prieto y el historiador Míchel Suárez se ha embarcado en un proyecto con el que quiere dar visibilidad a los maestros sastres que permanecen en activo en Asturias. Parte de este trabajo se mostrará la próxima semana en la casa de cultura Marta Portal, de Nava, en la exposición "Las tijeras venerables". Consta de 24 imágenes distribuidas en paneles en los que se explica el porqué de la muestra.

Como expresa Míchel Suárez, la exposición enseña "la dimensión humana, histórica, cultural y económica de un oficio que vive desde hace décadas en un evidente estado de postración, aunque en los últimos años ha experimentado un repunte notable".

También se pretende dar a conocer el valor patrimonial de la actividad, y "su papel en la generación de empleo como contrapeso a las grandes corporaciones"y su relieve "en el ámbito económico, social, cultural e histórico, especialmente en lo que se refiere al tipo de prendas que elabora: calidad, durabilidad, relación afectiva con algo hecho a mano y a medida".

Asimismo, plantea una reflexión sobre nuestro modelo productivo y nuestros hábitos de consumo. Trata de "abrir un debate sobre la pérdida de calidad de los objetos materiales a favor de un modelo económico basado en la aceleración productiva, las innovaciones tecnológicas como la robótica y la pérdida de peso del factor humano".

En la muestra aparece, por una parte, la Sastrería Plácido, de Oviedo. Plácido Iglesias padre aprendió el oficio desde muy pequeño y ahora su hijo ha seguido con el oficio. Y aparece, además, la sastrería de los Hermanos Campal, en Nava, que llevan cosiendo desde 1966 en su establecimiento, y que han realizado prendas para muchos navetos, y a decir de Suárez son "modestos, pacientes y muy rigurosos".

Respecto al trabajo con las imágenes, Zapico apunta que "es complicado porque son espacios muy pequeños, tienes que ganarte la confianza de los sastres para permitir que te muevas por ese taller y poder intentar al menos captar la esencia de la sastrería".

El fotógrafo asegura que "aunque parece que el trabajo es solo cortar y coser, es mucho más; detrás hay todo un proyecto, y eso lo he ido descubierto según iba tomando imágenes".

Zapico sostiene que la sastrería, "aparte de la defensa de lo hecho a mano, es también una defensa de los derechos humanos, porque mucha de la ropa que compramos con ese consumismo feroz lo hacemos en grandes compañías que tenemos claro que en muchos casos viene hecha por niños o niñas esclavos en otros continentes. El comercio de proximidad, por contra, son prendas que "se sabe de dónde salen desde el principio hasta el final", una forma de defender a las personas que lo hacen posible.

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