El consumo de psicofármacos se ha disparado en los últimos años, y en Asturias tan solo el grupo conocido como benzodiacepinas, los llamados hipnosedantes, están ya cerca de los 2.5 millones de recetas anuales. Estas cifras, y el hecho de que, en el caso de las mujeres de más de 60 años, el número de personas que consumen estas sustancias es superior al de quienes no las consumen, hace que el jefe del Servicio de Promoción de la Salud y Participación, José Ramón Hevia, considere que "podríamos calificar el consumo de psicofármacos como una epidemia".

Hevia participó ayer en la primera mesa redonda de la Escuela de Salud de Siero, celebrada en el auditorio poleso, que estuvo presidida por la edil Natividad Álvarez y en la que participaron el médico de familia de Carbayín, Francisco Abal, y la psicóloga y coordinadora del Teléfono de la Esperanza, Rosa de Arquer.

Esta última sostuvo que para cambiar esa tendencia hay que conseguir que las personas pasen de ser pacientes a sujetos activos, que participen activamente en su curación. Por su parte, Francisco Abal incidió en el hecho de que todas las situaciones "se están medicalizando cada vez más" y que mucha gente busca en los fármacos soluciones que pueden venir perfectamente por otros medios, o incluso que algunos diagnósticos hacen pensar en que situaciones normales por la edad u otras circunstancias parezcan patologías.