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Siero perdió en las dos últimas décadas más de la mitad de sus ganaderías

El concejo se mantiene como el tercero de la comunidad por número de explotaciones, con el 5,40% del total regional

Vacas pastando en un prau de Siero. MARIOLA MENÉNDEZ

El sector ganadero ha caído en Siero en los últimos años. Los datos lo demuestran, pues se ha pasado de las 2.011 explotaciones que había en 1998 a las 882 de 2016. Es decir, en 18 años ha perdido 1.129, más de la mitad, según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística. Con todo, las ganaderías del concejo representan el 5,40% de las que hay en la región, donde la tendencia también es a la baja.

Siero puede presumir de ser el tercer municipio de Asturias en función del número de explotaciones. Se sitúa detrás de Cangas de Narcea, con 915 cuadras, y Tineo, con 970. Al concejo sierense le sigue Villaviciosa, pero a bastante distancia, pues tiene registradas 651 vaquerías.

La mayoría de estas ganaderías de Siero se dedican a la producción de carne: 803 de las 882. De las destinadas a la producción láctea hay 48, y las mixtas suman 31. El vacuno es el ganado predominante en las ganaderías de Siero. Detrás está, bastante lejos, el equino, con 358 animales; ovino, con 257 cabezas, y caprino, con solo 30 cabras.

El cierre de explotaciones ganaderas dedicadas al vacuno ha ido en aumento desde 1998. La razón está en la falta de relevo generacional, en el poco margen de beneficios que deja este negocio y en que es un oficio duro porque no entiende de festivos, vacaciones ni fines de semana. La tendencia muestra que sólo las grandes granjas saldrán a flote, mientras que las familiares con pocos animales están abocadas al cierre.

Lo reconoce, por ejemplo, Artemio de Dios, minero jubilado de Siero, pero que hace años criaba alguna vaca en casa. "Antes tenías cinco o siete, sembrabas y vivías con el jornal que también pudieras ganar. Pero ahora no", reconoce. Ahora la situación ha cambiado. "No es rentable y falta relevo porque hay que trabajar todos los días. Es muy esclavo", explica. "Aquí en Siero también cerraron un montón de ganaderías", destaca.

Francisco Fanjul tiene una explotación en Siero y reconoce que "bajó a la mitad" porque es "muy esclavo". Por ejemplo, en el caso de Germán Riestra no parece que vaya a tener relevo generacional porque sus hijos apuntan hacia otros derroteros. De momento,la ganadería no les ha convencido lo suficiente como salida laboral.

El concejal del grupo municipal del PP en Siero, Cristóbal Lapuerta, también está preocupado por esta situación de declive de un sector que cada vez va a menos, a pesar de que "la ganadería es un referente para nuestro concejo, con sus explotaciones y con su mercado nacional de ganados", remarca.

Además, Lapuerta agrega que la edad media de los ganaderos del concejo está cercana a los sesenta años y "no es fácil encontrar relevo generacional". Los jóvenes no suelen ver en la ganadería un futuro profesional. El concejal del PP defiende que la ganadería no es solamente una fuente de producción láctea o de carne, sino que "también contribuye a mantener limpias muchas zonas que, de no existir las vacas, se encontrarían en estado de abandono, con el consiguiente riesgo de incendios forestales en época estival, acrecentados por las actuales sequías". Así que cree que "realizan una gran labor de conservación del medio ambiente".

Por eso los populares abogan por una defensa de este sector, que atraviesa sus horas más bajas. Apoyan medidas como que el Ayuntamiento facilite a los profesionales el reciclado de los plásticos de uso ganadero, que plantean grandes dificultades para desecharlos.

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