El sector agroalimentario se ha convertido en un motor de desarrollo para Pravia. La proliferación de plantaciones de kiwi y también de arándano (más recientes) han generado un sector que se afianza, dando paso a la ampliación de las empresas productoras como comercializadoras. Sin olvidar el impacto indirecto que generan en la comarca en otros sectores como el asesoramiento en ingeniería agrónoma, o cómo repercute en profesiones de toda la vida como carpinterías o electricistas, entre otros. La mayoría de las empresas del kiwi superan los diez empleos fijos.
"Los empleados fijos suponen entre un 60 y un 70 por ciento del empleo anual, pero hay varios periodos del año en los que hay acumulación, como en las recogidas, podas o polinizaciones, que aumentan la contratación con empleos temporales", explica Juan Lázaro, gerente del grupo de desarrollo Bajo Nalón. Según los cálculos del ente, es necesario una unidad de trabajo anual (UTA) a partir de cada dos hectáreas y media del fruto.
También hay que tener en cuenta el empleo indirecto generado por las necesidades de las fincas o, también, la diversificación que suponen las comercializadoras, que permiten mantener la actividad durante todo el año. Una de las apuestas que han hecho las empresas de la zona es realizar el ciclo completo del kiwi. En los meses de invierno tiran de la campaña autóctona y, en los de verano, venden frutos del hemisferio sur. "Los mercados exigen doce meses de abastecimiento que se consigue con plantaciones en Chile y Argentina, como tiene uno de los productores, o comprando producto certificado que venden bajo su propia marca", concluye Lázaro.
Así es cómo las plantaciones de kiwi han generado empleo en los últimos años, siendo el sector agroalimentario uno de los pilares del desarrollo del concejo junto a la factoría de plásticos, en el Valle de Arango. Cada vez el sector se profesionaliza más y alcanza nuevas metas.
