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El taxista que todo lo ve

Julián Herrero, gran aficionado a la fotografía, lleva siempre consigo una cámara para captar cualquier detalle: ahora expone en Candás

Julián Herrero, con algunas de sus fotografías, en Candás. I. G.

Julián Herrero es taxista y tiene una gran afición, que destaca por encima de otras como la música: la fotografía. Es más, es tal su amor por captar momentos con su cámara que siempre viaja con ella en su vehículo. Cuando tiene un hueco en su extensa jornada laboral, saca su Canon de la bolsa y dispara. Le encantan los detalles. Ya ha participado en alguna que otra exposición colectiva, como por ejemplo, con motivo de la Semana del Jazz de Candás, pero nunca había hecho una muestra propia, de él solo. Ahora, el bar La Gueta, situado en la calle Valdés Pumarino, expone trece de sus imágenes.

"Para mí, la fotografía es algo muy íntimo, no suelo enseñar las fotos", señala el taxista que relata que hace años también se colgó una cámara al hombro para grabar vídeos. Herrero lleva poco tiempo utilizando una cámara digital. Aún así, sigue "pensando en analógico", es decir, que le gusta disparar pocas imágenes. "Hay ocasiones en las que hago ráfagas, pero muy pocas". Dice eso mientras muestra una foto en la que se aprecia una gran ola en pleno temporal en la playa de La Ribera de Luanco. Huye de los retratos, prefiere los detalles como el que muestra un imperdible adosado a una red que captó un día que su hijo jugaba un partido de baloncesto en Piedras Blancas (Castrillón).

La luz es vital para la fotografía y Julián, si tiene que elegir, prefiere la oscuridad. Disfruta con las imágenes en blanco y negro como la que muestra una de las estatuas del cementerio de Trasona y de fondo, una torre eléctrica. "Esta foto podría titularse ángeles y demonios", bromea mientras toma un café en el bar donde expone desde la pasada semana. Los reflejos del Centro Niemeyer de Avilés en la ría también han sido captados por la cámara de Herrero y también se pueden ver en La Gueta. La playa de San Lorenzo de Gijón, una imagen del festival Motor Beach de Caravia, otra de Peñas y detalles, muchos detalles como el de una luna rota, que bien parece un balazo. "Esa parece una flor de cristal", señala al mostrar una imagen captada en Perlora. Los campos helados de Palencia también tienen un hueco.

Algunas de esas fotos surgen mientras trabaja en el taxi. "Hay veces que veo algún detalle y me digo, luego vuelvo y lo saco", señala. "Es mi pasión, mi refugio", señala Herrero. "Me resigno a aburrirme", concluye el artista que desde hace 19 años conduce uno de los taxis que día tras día aparcan en la plaza de La Baragaña, donde también hace fotos.

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