Joven, preparado, con experiencia en el sector y sin una dilatada trayectoria profesional ni una abultada cuenta bancaria. Éste es el perfil del inversor en empresas de componente tecnológico e innovador de hoy en día. Del que llaman "capital inteligente". El Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) del Parque Tecnológico de Llanera congregó ayer a 40 de estos "captadores de talento", que asistieron a la primera reunión del club de inversores "La cuarta financiación", un foro para conectar a emprendedores y empresarios en el que tres compañías trataron de ganar la confianza -y el capital- de los asistentes.

"Hoy en día la financiación que puede conseguirse en los bancos no es suficiente. Exigen demasiadas garantías y avales. Es mucho más interesante este tipo de encuentros, en el que los riesgos los asume quien quiere y puede correrlos", explica René Rodríguez, experto en seguridad vial y fundador de Drivenyou, una compañía que pretende revolucionar la formación vial apoyándose en medios y plataformas digitales, que ayer presentó su proyecto en Llanera. "No podemos concretar más el proyecto porque cualquiera podría servirse de nuestra idea", aclara.

Drivenyou busca "en torno a 50.000 euros" para dar el empujón que le falta a su proyecto. En la sesión de ayer, el ticket -cantidad a invertir, en el argot- mínimo era de 5.000 euros, por lo que, como máximo, diez personas se sumarían a la compañía, que ya cuenta con un equipo formado por cinco personas. "Con estas cifras, lo que queremos es facilitar el acceso de este perfil de inversores, que no cuenta con grandes sumas de dinero", explica Cristina Fanjul, directora del CEEI asturiano.

Además de la inyección económica, Fanjul asegura que el valor que imprimen estos microinversores en las empresas va más allá. "No sólo aportan dinero, sino contactos, experiencia en la gestión empresarial, abrir puertas... Es un perfil de persona que no deja su dinero y se olvida sino que se involucra en la empresa. Por eso lo llamamos 'capital inteligente'", abunda Eva Pando, presidenta del CEEI en Asturias, sobre las inquietudes que mueven al inversor del siglo XXI, además del obvio beneficio económico.

"Estamos hablando de que este tipo de empresas puede llegar a otorgar un rédito del 300%. Es una inversión de riesgo, sí; pero el beneficio puede ser muy amplio", asegura Rafael Martínez, director ejecutivo de Microviable Therapeutics, una compañía que ha desarrollado un dispositivo que, simplificando al máximo su labor, permite conservar la flora intestinal para su estudio.

Esta firma, que cuenta con una trayectoria de año y medio, busca "entre 30.000 y 50.000 euros". "La naturaleza de estas empresas hace que sea difícil lograr financiación por parte de la banca convencional. Aquí es más probable encontrar financiación", asegura Martínez, quien también invita a las grandes fortunas a involucrarse en compañías con factor innovador y tecnológico: "Siempre invierten en los mismos sectores, tradicionales. Sería interesante que apostasen por empresas como la nuestra".