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De San Antón a Sant' Antón

"Elegimos esa grafía porque es como siempre lo dijimos en Robledo", afirma la Cofradía que organiza los festejos

El párroco de Lugo, Ignacio Gallo, bendice un caballo en la celebración del año pasado. A. F. V.

Ni influencia anglosajona, ni catalana. "El cambio de San Antón por Sant' Antón es el de la tradición misma". Y es que ni los más viejos del lugar recuerdan que nadie en Robledo llamase a su patrón "San Antón". "Del San Antón se pasó a un Santo Antón, que al decirse muy rápido sonaba como 'Santoantón'; y de ahí ya se llegó al Sant' Antón, que nos pareció la grafía más estética y que mejor plasma cómo se pronuncia aquí en el pueblo", explican en la Cofradía, entidad que organiza los festejos desde 2012.

Pero ésta no es la única singularidad de las fiestas del patrón de Robledo. Y es que en la localidad llanerense, desde que todos tienen memoria, el viernes de Sant' Antón se "afeita el santu": "Los paisanos iban a comer callos al bar y luego a jugar la partida. Venía gente de Serín Pruvia, Lugo, Villardeveyo... Se juntaba muchísima gente".

Esta tradición se mantuvo intacta hasta principios de los años noventa del siglo pasado, cuando Casa Carmen y Casa Pepito, los dos bares de Robledo, echaron el cierre "fruto del abandono del medio rural". Durante unos años, los del pueblo de la parroquia de Lugo no pudieron celebrar en casa a Sant' Antón, aunque la tradición nunca decayó.

"Se seguía yendo a bares de por ahí a comer callos y jugar la partida. No podíamos hacerlo en Robledo, pero íbamos a otros pueblos", afirman en la organización de la fiesta.

Todo cambió a en los últimos compases del siglo XX, cuando la Asociación Cultural "La Madreña" apostó por recuperar a Sant' Antón y el afeitado del santu. Desde entonces, con algún año en blanco y cambiando de manos en varias ocasiones hasta llegar a la actual cofradía, los de Robledo han podido celebrar en casa a su patrón. Y es más, hasta han conseguido consolidar unas jornadas gastronómicas que este año cumplen su decimocuarta edición, que están basadas en la matanza: callos, adobo y picadillo: "Para el sábado, calculamos servir unas 500 cenas. Tenemos gente de Llanera, pero también de Candás, Gijón y de Luarca".

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