La asociación de vecinos de Tazones urge las obras de reparación del muro de la playa, muy dañado por el paso del tiempo y sobre el que el efecto de los últimos temporales y las grandes olas ha hecho mella. En concreto, lo que más preocupa a los lugareños es una grieta de varios centímetros localizada en la parte del muro que se ubica frente al restaurante Rompeolas. "Hay un boquete bueno, cabe la palma de una mano tranquilamente", apunta el presidente del colectivo vecinal, Celso Sánchez.

Los vecinos de Tazones temen que la construcción ceda si la mar embravece. "Queda mucho invierno por delante; si viene otro temporal lo tumba y es nuestro único dique de defensa", esgrime Sánchez. "Una obra de urgencia es lo suyo. A priori no tiene que ser cara, es poco más que hormigonar bien. Y si no se hace los efectos pueden ser terribles y mucho más caros de subsanar", argumenta. Como el resto de residentes, vive mirando con preocupación al mar.

Por eso, el colectivo que preside dio parte este mismo lunes al Ayuntamiento de Villaviciosa de la situación, con el fin de encontrar un medio de atajarla. El alcalde, el socialista Alejandro Vega, se puso en contacto a su vez el martes con la Dirección General de Transportes y Puertos, dependiente del Principado.

Tras revisar minuciosamente el plano de la playa de Tazones, el guarda del puerto concluyó que es la Demarcación de Costas, dependiente de la administración estatal, el ente competente para llevar a cabo la reparación.

El regidor maliayés envió ayer un correo a los responsables de Costas detallando el estado del muro. "Si la grieta va a más, estaríamos ante una situación muy grave", apuntó Vega. El alcalde solicitó asimismo que se adopten "a la mayor brevedad" las medidas necesarias. "Unas obras de urgencia están más que justificadas en este caso", dijo.

Daños anteriores

En el temporal registrado a mediados de enero en Tazones la Policía Local de Villaviciosa tuvo que cerrar el puerto por razones de seguridad y a petición de los vecinos. Entonces, varios de los pivotes que impiden que los coches se suban al empedrado resultaron dañados, entre otros muchos desperfectos. Semanas antes las fuertes rachas de viento ya habían llevado la arena de la playa hasta la entrada de muchos establecimientos de la localidad maliayesa, que apremian la reparación del muro.