"Siempre se trató de cumplir con las obligaciones, pero se necesita una autorización y licencias del Ayuntamiento. Cuando lo tuvimos, actuamos. Nosotros siempre conservamos ese edificio". Así se defiende José Antonio Díez Carbajosa, presidente de la empresa Gestión Nora S.A., propietaria del edificio de la antigua fábrica de cervezas Águila Negra, en Colloto (Siero). Ayer se sentó en el banquillo de los acusados en el Jugado de lo Penal número 1 de Oviedo junto a los otros dos miembros del consejo de administración de la empresa, su hermano Ángel Díez Carbajosa y Manuel Ángel Tresguerres Riestra, por un presunto delito de atentado contra el patrimonio histórico, por no evitar el deterioro del inmueble.

La Fiscalía del Principado de Asturias pide para cada uno de ellos 1 año y 8 meses de prisión, inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y abono de las costas procesales. Además, en concepto de responsabilidad civil, solicita que de forma conjunta -subsidiariamente, Gestión Nora- asuman el coste de las obras para mantener el edificio, según determine el Servicio de Patrimonio Cultural. Este proceso parte de la denuncia que en 2003 el Ayuntamiento de Siero presentó en la Fiscalía.

José Antonio Díez Carbajosa, además de reiterar que no desatendieron su obligación de atender el inmueble, insistió, por otro lado, en que cuando adquirieron el edificio en 2000 "ya estaba en ruina". Explicó que las medidas que tomaron fue disponer de vigilancia permanente, limpiar la parcela, acometer el cierre perimetral de la finca, tapar las ventanas y cerrar el edificio. "Técnicamente se sabía que el edificio no tenía riesgo de derrumbe", apuntó, aunque el fiscal lo puso en cuestión con un informe del perito de la empresa, de 2009, en el que se advertía del riesgo de desplome inminente de algunas partes.

El presidente de la empresa destacó que el año pasado encargaron a una ingeniería los proyectos técnicos para la rehabilitación del edificio histórico, que tiene un presupuesto de 1,9 millones de euros y dos años de plazo de ejecución.

Su hermano, Ángel Díez Carbajosa, que al igual que los otros dos acusados se declaró inocente, se acogió a su derecho a no declarar. Sí lo hizo Miguel Ángel Tresguerres Riestra, administrador de la empresa. Formó parte de las reuniones con los responsables municipales para formalizar un convenio urbanístico, que les permitiría el desarrollo del polígono y se comprometían a la conservación del edificio. Pero como en el acuerdo les limitaba la edificabilidad y perdían el aprovechamiento de 3.948 metros cuadrados, empiezaron los litigios. No se llegó a intervenir en el inmueble. "En ningún momento se habla de protección del edificio, sólo de conservación de la fachada", insistió Tresguerres. También hizo hincapié en que "nunca ha estado abandonado".

En la sesión de ayer sólo declararon 5 testigos y los 14 peritos volverán a ser citados la semana próxima. Eduardo Alonso Martín fue socio de Gestión Nora. "Sabíamos todos que estaba en ruina. Ya estaba en ruina flagrante en el momento de su compra", apuntó. No es así para María Hernández Cabrera, técnica del Servicio de Patrimonio Cultural del Principado. Reconoció un "abandono total del edificio", pero no su ruina. Sostiene que en estos 18 años "claro que se deterioró", sobre todo la cubierta, que es una parte "importantísima para la conservación" de un inmueble. Defiende el "indudable valor del patrimonio industrial" asturiano del edificio. También testificaron José Emilio Carreño Collado, policía local de Siero, y Bernabé Fernández Álvarez, el vigilante contratado por Gestión Nora.