"No puede ser que por el mal servicio de Correos haya estado a punto de perder mi casa y haya tenido que pagar 500 euros de intereses". A Isabel García todavía no se le ha quitado el susto del cuerpo. Hace un par de semanas, esta vecina de Santolaya, en la parroquia de Pruvia, abrió una carta certificada del catastro que le avisaba del embargo de su vivienda y de 5.000 metros cuadrados de finca. ¿El motivo? Que adeudaba la regulación del impuesto catastral desde hacía dos años. ¿Por qué? "Porque habían enviado dos cartas y el cartero las había devuelto como remite desconocido".

"Es una injusticia. Por el mal funcionamiento del servicio casi me quitan la casa y he tenido que abonar 500 euros de intereses. ¿Y ahora qué? ¿Qué hago yo? Esta situación es intolerable", lamenta García, quien asegura que no es la primera vez que la correspondencia sufre complicaciones en la parroquia. "Es habitual encontrar cartas de otros vecinos en el buzón, y mira, no pasa nada. En esos casos se las dejo a quien sea y punto. Pero que hayan devuelto como 'desconocido' dos misivas de esta importancia es un fallo intolerable", insiste la afectada.

Afortunadamente para García, el proceso no llegó a consumarse y logró levantar la amenaza de embargo. "Pero según me dijo mi abogado, estuvimos a un par de semanas de que la casa saliese a subasta", apunta la de Pruvia, muy enfadada con la situación.

El caso de García es conocido por sus vecinos y, asegura, "ha aumentado la desconfianza entre los residentes". "Temen que mi caso no sea el único y que a cualquier de ellos les vengan cualquier día de estos con una situación como la mía o peor", advierte.

Esta preocupación es compartida por la asociación de vecinos, que tiene constancia de más situaciones similares. "Sabemos de algún vecino al que le han ido a cortar el agua porque tampoco le habían llegado unas advertencias de adeudo. Sin ir más lejos, mi abuela estuvo tres meses sin paga porque tampoco le había llegado una notificación postal. No podemos estar así", clama Manuel Valcárcel, presidente de la asociación de vecinos.

Tanto en opinión de Valcárcel como de García, esta problemática no es propiciada por falta de claridad en la numeración o nombre de las calles y caminos de la parroquia, sino que ambos señalan a un repartido en concreto. "Ha pasado por varios puntos de la parroquia y en todos ha tenido problemas. Deberían tomar medidas", señala el dirigente vecinal.

Ahora, la asociación de vecinos de Pruvia estudia presentar una queja formal por este asunto y confía en revertir la situación: "No podemos estar así".