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"Se veía venir", dicen los vecinos de la sidrería de Tazones clausurada por grietas

"No hay roca firme y la tierra lleva años cediendo hacia el acantilado", explica el último albañil que reforzó la estructura

El albañil jubilado Emilio López, durante el desalojo de la sidrería El Faro de Tazones, al fondo. CRISTINA CORTE

Tres días después de que la Policía Local de Villaviciosa clausurara por deficiencias estructurales la sidrería El Faro de Tazones, en Villaviciosa, los vecinos aseguran que "la tragedia se veía venir desde hace tiempo".

Los movimientos de tierras registrados en las últimas tres semanas agravaron las grietas que aparecen en el inmueble, ubicado sobre un acantilado, desde que su propietaria, la portuguesa Fátima Tome, lo comprara hace algo más de una década. La construcción servía como vivienda para Tome y sus dos hijos, que desde el viernes se hospedan en los apartamentos rurales de unos amigos a la espera de que los servicios sociales municipales les proporcionen una vivienda de emergencia. Voluntarios de Protección Civil y Bomberos les ayudaron a recoger sus enseres personales el sábado al encontrarse la vivienda en serio riesgo de derrumbe.

Entre quienes se acercaron estos días a Tazones para mostrar su apoyo a la familia se encuentra el albañil jubilado Emilio López, vecino de Argüeru, quien hace algo más de cuatro años ejecutó obras de refuerzo sobre los cimientos de la sidrería clausurada. "No hay roca firme y la tierra lleva años cediendo hacia el acantilado. Los últimos temporales, con una mar muy brava, y la reciente tala de eucaliptos en la zona para mejorar la visibilidad del cercano faro de Tazones podrían haber acelerado el proceso", apuntó.

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