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Lieres añora su pasado negro

"Todas las semanas hay entierros, pero no nacen guajes", lamentan los vecinos, que ven imparable el declive desde que cerró la mina de carbón

José Manuel Vigil, Dionisio Benito, José Luis Moro y Manuel Ángel Noval, en Lieres. MARIOLA MENÉNDEZ

José Manuel Vigil Iglesias lo tiene claro: "Esto es un pueblo de jubilados". Es el presidente de la Asociación de Vecinos de Lieres y conoció la transformación de esta localidad de Siero, que pasó de ser un lugar próspero, gracias a su industria y, sobre todo, a la mina, a tener una población demasiado envejecida, pues la destrucción de empleo provocó la marcha de muchos jóvenes. A pesar de su privilegiada ubicación en el centro de Asturias y proximidad a la autovía del Cantábrico, su futuro no es muy alentador. Se perfila como un pueblo dormitorio, sin demasiada actividad. "Todas las semanas hay entierros, pero no nacen guajes", lamenta José Luis Moro, otro vecino.

Recientemente sólo se han construido dos viviendas en Reanes, y hay más casas sin habitar de las que desearían. José Manuel Vigil recuerda que en 2004 la asociación que preside realizó un estudio y contó 30 vacías. Desde entonces "algunas se ocuparon y otras se vaciaron".

Recuerda con nostalgia la época de los años 50 y 60 del pasado siglo, cuando Lieres vivió su mayor esplendor. "Llegó a haber más de 450 puestos de trabajo en la mina", afirma. Fueron los yacimientos de carbón los que revitalizaron la zona. Además, había otras industrias importantes, como la azucarena, Carrocerías La Rueda o Muebles Llorián, que junto al pozo de Solvay emplearon a muchos vecinos de la zona, así como de los concejos limítrofes de Sariego y Nava. En total, estima que aquí se generaron más de 500 puestos de trabajos, que hoy se han reducido drásticamente. Su población ronda los 1.200 habitantes. "Ahora es un pueblo de jubilados", lamenta Vigil.

Recuerda que "antes había bares a porrillu", catorce; ahora quedan cinco, más el Casino. La actividad que había en el pueblo favorecía que hubiera una gran variedad de tiendas: droguería, cooperativa agropecuaria, floristería, librería, panadería o talleres, entre otros. "Ya no queda nada, sólo un supermercado y una tienda", indica.

Manuel Ángel Noval, alcalde de barrio, conoce bien el pueblo. "El pilar de Lieres y de los pueblos de alrededor era la mina", reconoce. Destaca que el 31 de diciembre de 2001 fue una fecha clave para Lieres, porque fue cuando cerró el pozo minero. "Toda la actividad se mantenía con la mina", insiste. Pero subraya otro año importante en la historia local, 1973, momento en el que se produjo el cambio de titularidad de la mina y "la perspectiva de explotación cambió totalmente. Se perdieron muchos trabajos", indica el dirigente vecinal. Recuerda que con la entrada de Hunosa llegaron las prejubilaciones. La crisis del campo también tuvo que ver en la pérdida de población, sostiene.

"Las casas están vacías", lamenta José Luis Moro, que plantea qué ocurrirá cuando vayan muriendo los mayores. "Pero no hay trabajo", justifica Manuel Ángel Noval, a la par que echa en falta más niños en el pueblo. A lo que Dionisio Benito agrega que cuando sus hijos iban al colegio, el autobús recogía en el barrio de los Cuarteles a una veintena. Ahora sólo llegan a un par. Pero entiende que haya "muchas casas vacías" porque "no hay puestos de trabajo" y "si tienes que desplazarte lejos, con los jornales de hoy, no renta".

Estos vecinos no ven el futuro mucho mejor. Para José Manuel Vigil, es "muy negro". Sospecha que "acabará siendo un pueblo dormitorio", porque, además, "las casas no están tan baratas". Creen que "la industria sería la salvación de Lieres".

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