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JUAN MANUEL HEVIA FISAS | Párroco de San Pedro de la Pola, dará la bendición a mediodía

"La bendición de los güevos no tiene por qué ser polémica, debe ser constructiva"

"No creo que la presencia del cura sea sacralizar ni confesionalizar nada, pero entiendo que la gente exprese sus ideas"

Juan Manuel Hevia Fisas, en los jardines de la parroquia de San Pedro de la Pola. MANUEL NOVAL MORO

Juan Manuel Hevia Fisas es el párroco de San Pedro de Pola de Siero desde octubre de 2016. Llegó para sustituir a Sergio Martínez Mendaro. Hoy al mediodía dará su segunda bendición de los Güevos Pintos.

- ¿Qué diría de estos cerca de quince meses en la Pola?

-La parroquia tiene una realidad pastoral de muchísima gente, grupos de infancia, jóvenes y personas mayores. Y eso, a veces, tiene como consecuencia que uno solo no dé abasto a atender a todas esas realidades. Pero me siento muy bien aquí.

- ¿Su intención fue continuar lo que empezó Sergio Martínez? Es un camino hecho pero no acabado.

-Sí. La tarea de la catequesis tanto para niños como para jóvenes o adultos está ahí. Lleva muchísimos años de recorrido. Otra cosa es que tenga que haber más comunicación entre los grupos. Después están las procesiones. La de Ramos está consolidada. En cuanto la del Viernes Santo, hay que verla desde su justo punto de vista. Yo les digo a los de la Cofradía del Cristo de Santana que no son una cofradía de Semana Santa. Nace para la celebración del Cristo, pero en septiembre. A partir de ahí se abrió la posibilidad de hacer la procesión del Viernes Santo, y ahí estamos. También hay que destacar el órgano y la Asociación pro Órgano, un importante activo en la parroquia para la liturgia y como contribución a la cultura en la Pola.

- Afronta su segunda bendición de Güevos Pintos. ¿Es meterse en un berenjenal?

-La bendición no tiene por qué ser una cuestión polémica, de tirarse trastos contra nadie. Como todo acto público, tiene que se constructivo, si no, no tiene futuro. Y depende de la chispa de cada cual. Al lado de los famosos "bardiales" en los que se metía Juan Bautista Álvarez, uno no puede pretender grandes cosas. Y el hecho de que se haga en bable desde 1974, una época en la que nadie hacía una intervención pública en asturiano, es destacable, especialmente ahora que se plantea la cooficialidad de la lengua asturiana. Pero no es solo el bable, sino el traje, la gaita, el tambor, los bailes y toda la labor de investigación de "El Ventolín".

- Han aparecido detractores de la bendición, que dicen que institucionaliza el catolicismo.

-Cada uno puede expresar sus ideas y sus opiniones, pero yo no creo que la presencia del cura allí sea sacralizar nada ni confesionalizar nada en absoluto. Pero no tengo nada que decir, llego de nuevo y entiendo que haya gente que quiera expresar sus ideas. Estamos en una sociedad en la que cada uno puede reivindicar, dentro de las leyes, lo que buenamente quiera.

- Hay un movimiento creciente que pide que los políticos no se mezclen con la Iglesia.

-Yo recuerdo que en la inauguración de la iglesia nueva de Gijón invitamos a la alcaldesa de entonces, Paz Fernández Felgueroso. Y en la acción de gracias final dije que la presencia de la alcaldesa o de otros concejales no lesionaba para nada la laicidad del Ayuntamiento. ¿Es que los católicos, por pocos que sean, no son ciudadanos?

- Mucha gente critica los privilegios que tiene la Iglesia y que considera que no debería tener. ¿Cómo lidia usted con los detractores?

-Todos los ismos son extremos por definición, y una cosa es la laicidad y otra el laicismo. Francia lleva el título del estado laico por excelencia de Europa y, sin embargo, no combate la religión, como tampoco está bien que la religión combata a la sociedad civil, porque está inmersa en ella. Y, además, se desconocen los impuestos que realmente paga la Iglesia. La parroquia de la Pola, por ejemplo, paga IBI por un piso que tiene en propiedad.

- ¿Cree que la deriva social del papa Francisco ha acercado más la iglesia a determinados sectores?

-Yo he dicho desde el principio que Benedicto XVI puso la letra, la teoría, y Francisco, la música. No es que diga cosas diferentes, sino que las dice de otra manera, les pone otra música. Son muy distintos en las formas, pero el mensaje en el fondo es el mismo.

- ¿Qué es lo que más le gusta de la Pola?

-La capacidad de los polesos acoger, y de celebrar y hacer fiesta. Prueba de ello es la vida en la calle que tiene la Pola.

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