La osa "Paca" comienza a despertar de la hibernación en su cercado de los valles del Trubia, pero este año la cosa cambia. Es la primera vez que la osa lo hace sola, después de la muerte de su hermana "Tola" el pasado mes de enero. No obstante, a pocos metros está "Molinera", la osa más joven y la última en llegar al cercado tras ser rescatada, como "Paca" y "Tola", en el monte: la primera, con heridas que ya ha superado; las segundas, porque un furtivo mató a su madre.

Los dos ejemplares de oso pardo cantábrico han iniciado su peculiar vuelta a la rutina con la mejora del tiempo y la ampliación de horas de luz. Ambas se encuentran en muy buenas condiciones físicas, preparadas para afrontar la primavera con ánimo. "Está bien, normal, no está diferente a otros inviernos y no hemos notado nada extraño en su comportamiento", comenta Pepín Tuñón Huerta, director de la Fundación Oso de Asturias (FOA), que gestiona el cercado en Proaza y Santo Adriano. Una conducta que indica que el animal no sufre por la falta de su hermana. La osa, ya muy mayor, comienza a tener actividad en las mañanas, cuando sale al exterior para dar un paseo, jugar, comer algo o darse un baño. Sin embargo, durante las tardes continúa con su letargo.

Cosa distinta pasa con "Molina", ubicada en el monte Fernanchín en semilibertad, donde aún apura las últimas horas de la hibernación, ya entrada la primavera. Los técnicos de la Fundación la avistaron en un pequeño paseo que dio la joven osa. "La vimos un día pero se volvió a guardar, el tiempo no está acompañando para que se activen y salgan porque seguimos con tiempo de invierno", añade Tuñón.