Los descendientes de los navetos Aquilino Camblor y Pilar Díaz, fallecidos hace más de un siglo, estaban cansados de encontrarse solo en los malos momentos. Dispersos por Asturias y por el resto de España, solían verse en los funerales, cuando fallecía alguien de la familia, y un día, por iniciativa de María José Gutiérrez Camblor, decidieron que debían darle la vuelta a todo aquello y compartir, siguiera una vez al año, un verdadero día de fiesta.

Así lo han hecho desde hace dos años. Los Camblor se dan cita en Nava para compartir mesa y mantel, para hablar de los lazos que los unen y pasar un buen rato. Ayer lo hacían primero en la iglesia parroquial de Nava para asistir a una misa oficiada por Alberto Torga, y posteriormente a la mesa en la sidrería Estrada.

La mayoría de los familiares vive fuera de Nava, y el encuentro es especialmente emotivo para quienes están fuera. Es el caso, por ejemplo, de María Teresa Gutiérrez Camblor, que a sus 82 años llegó en avión desde Huelva y que no piensa perdérselo ni un año.

Para "los que están fuera es muy especial", sostiene María José Gutiérrez Camblor, porque vuelven a ver a los suyos, su tierra y -no hay que olvidarlo- la gastronomía. Hasta ahora, habían hecho una espicha típicamente asturiana, pero ayer decidieron sentarse a la mesa: la mayoría comieron fabada, carrillera y arroz con leche, por supuesto, regados con sidra.