Pere Casan, catedrático y director del área del Pulmón del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), ofreció en la Pola una charla sobre el tabaquismo.

- ¿Fumamos más o menos que antes?

-En realidad, el consumo está bajando ligeramente o, como mucho, se estabiliza. Pero, en cualquier caso, no se trata de transmitir optimismo. Prefiero quedarme con la idea de que un tercio de la población fuma. Es una cifra muy importante. Y el tabaco es responsable del 83 por ciento de los casos de cáncer de pulmón. Por la incidencia de esta enfermedad, podemos decir que se trata de una epidemia.

- ¿Sigue siendo la adolescencia una edad clave para empezar a fumar?

-Sí, porque si empiezan a esta edad, después ya no los quitas. La gente debe ser sensible a esto, y también a lo de la mujer. Datos recientes demuestran que las niñas de entre 10 y 14 han pasado ligerísimamente a los niños. La niña está asumiendo el rol de líder de la sociedad y lo está asumiendo desde la escuela ya, con las influencias de lo que es la masculinidad mal entendida. Aquí el papel del maestro, los padres, los educadores, el personal sanitario es clave.

- ¿Y cómo?

-Con el ejemplo. En la vida, el ejemplo es fundamental, no solo para el tabaco, sino para todo. No puedes pedir a alguien que haga yo una cosa si tú no lo haces. Las campañas son fundamentales.

- ¿Qué tipo de campañas considera que son las más adecuadas?

-Las que insisten en que el tabaquismo es una adicción que hay que evitar, y después, sobre todo, ayudar a la gente que lo quiere dejar. Aunque hay muchos que no, yo me encuentro con mucha gente que quiere dejarlo.

- También están los intereses de la industria, y de los impuestos que genera.

-Respecto de los impuestos, los del tabaco recaudan muchísimo dinero, y yo creo que la recaudación debería ser finalista, es decir , que el dinero que se recauda por el tabaco debería encaminarse a la prevención o a la sanidad. Si los impuestos son finalistas, la gente los paga con más satisfacción. En cuanto a la industria, me preocupa que ahora quieren sacar unos aparatitos que no queman el tabaco y que, aunque evitan algunos daños, siguen manteniendo la nicotina y la adicción. Nos los van a vender como que son menos malos, pero seguirán teniendo efectos perniciosos. Quizá provoquen menos cáncer, pero tendrán otros efectos, como infartos u otras dolencias.

- ¿Sirven para algo las imágenes desagradables y sensacionalistas en las cajetillas?

-Ahora hay un intento de uniformizar en Europa las cajetillas neutras, que sean todas marrones o negras y sin tanto anuncio. Creo que el sensacionalismo está de baja porque la gente es inmune, no lo lee. Aunque las campañas tienen muchos detractores, mucha gente que dice: "no gastemos dinero en campañas que no sirven de nada", para mí la respuesta es muy simple: nadie sabe lo que pasaría si no se hicieran. La vida siempre es un statu quo entre las fuerzas que tiran de un lado y las que tiran de un otro, y lo que ves es el producto final. Las compañías no cejan en la publicidad, la directa, la indirecta, si les quitan los coches buscan las motos, si las motos, buscan otra cosa, porque la publicidad tiene su impacto. Las campañas en contra del tabaco también tienen su efecto, está claro, porque, si no las hicieras, sería peor, solo tendríamos el mensaje de las compañías. Debemos seguir haciéndolas aunque tengan poco efecto porque el poco que tienen es el que tú ves. Creo que las campañas deberían ser menos alarmistas, pero más constantes. El problema es que, como las comunidades no tienen dinero, no se hacen. En Cataluña se hicieron campañas, carteles y se lo tomaron en serio, pero después lo dejaron. Esto es cíclico, periódicamente llega alguien que lo hace y después nos dormimos. Hay que ser más constantes.

- ¿Decirle a un fumador todo el tiempo que deje de fumar puede ser contraproducente?

-Sobre todo, nunca hay que ser agresivo. Es una enfermedad, y a un enfermo hay que darle la vuelta, escucharle, dejarle hablar. Muchas veces las adicciones tapan las depresiones. La gente ni siquiera sabe que está deprimida.